"Escapar del infierno"
Desde el 22 de septiembre del año pasado, el caso de Jorge León Escudero, el pentapléjico que apareció muerto en su casa de Valladolid cuatro meses y medio antes, está cerrado por la Justicia, que no encontró la "mano amiga" que tanto reclamó para que le ayudara a morir. Aunque es cierto que el archivo de diligencias tiene todavía el sello de provisional, no parece muy probable que se reabra el caso, a no ser que un día aparezca la persona que puso cerca de Jorge el medicamento que le sirvió para dejar este mundo después de varios años de sufrimiento pegado a una silla de ruedas y con una movilidad reducida a límites insoportables.
El 4 de mayo de 2006, Jorge León, que mantenía abierto en Internet un blog que firmaba como Lucas S. apareció muerto en su domicilio de la calle General Almirante, en pleno centro de la capital castellana, después de haber permanecido los seis últimos años de su vida con un respirador artificial. El pentapléjico tenía 53 años cuando logró poner fin a su vida, después de haber comentado varias veces en Internet su deseo de encontrar a alguien "dispuesto a implicarse". La "implicación" que solicitaba fue tan discreta que la juez de instrucción acordó archivas las diligencias abiertas cuando murió al considerar que no existían "motivos suficientes para atribuir su perpetración a persona alguna determinada".
El caso de Jorge León está archivado de forma provisional
Se cerraba así uno de los casos de posible ayuda al suicidio más sonados de España tras la muerte de Ramón Sampedro, el tetrapléjico gallego cuya vida trasladó al cine Alejandro Amenábar en Mar abierto. Jorge León Escudero, que quedó imposibilitado de por vida tras un accidente doméstico. Una mala caída haciendo gimnasia en casa le condenó a una silla de ruedas y una asistencia casi permanente. Hasta entonces había sido una persona vitalista. Prácticamente inmóvil, confesó a familiares y amigos su deseo de abandonar este mundo.
A una de sus llamadas de auxilio, lanzada en Internet en marzo del año pasado, respondieron decenas de personas, y la Asociación por el Derecho a Morir Dignamente (DMD) le proporcionó "información técnica de acuerdo a la legislación sanitaria vigente para que no sufriera mucho", según reconoció en su día la portavoz de la misma, Ángela María Jaramilla.
A raíz de su muerte, que reabrió de nuevo el debate de la eutanasia en España, los familiares de este trabajador del sector sanitario dirigieron una carta a la opinión pública recordando que el fin deseado por Jorge León era algo anunciado, para "escapar de su propio infierno", porque "no era Supermán ni la chica de Million Dollar Baby, que se queda pentapléjica en un ring de boxeo. Jorge era él, un profesional de la sanidad, artista, escritor, escalador, creativo, inteligente y vital".
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