El secretismo del programa militar chino
El mutismo con el que China respondió ayer a las críticas recibidas por la destrucción del satélite pone de relieve el secretismo que rodea el ambicioso proceso de conquista del espacio y de modernización de su ejército. Aunque el Gobierno insistió en que no pretende hacer un uso militar del espacio, muchos expertos consideran que detrás de la estrategia de poner en órbita misiones tripuladas y lanzar satélites meteorológicos hay mucho más.
Investigadores de la Universidad Nacional de Defensa china aseguraron el año pasado en un artículo en el Diario del Pueblo (órgano oficial del Partido Comunista) que el espacio se está convirtiendo en un posible teatro de operaciones para las fuerzas armadas, y que el Ejército Popular de Liberación debería estar preparado para defender, en este potencial campo de batalla, los intereses del país.
Tercera nación espacial
En 2003, China se convirtió en la tercera nación -junto con Estados Unidos y Rusia- en llevar a un ser humano al espacio; en 2005, colocó a dos personas en órbita; el año que viene pretende que sus astronautas realicen un paseo espacial; y para 2010 quiere enviar una misión no tripulada a la Luna. Pekín gasta 380 millones de euros al año en este programa, mientras que el presupuesto de la NASA (la agencia espacial estadounidense) es de 13.100 millones de euros.
Pero es difícil saber realmente lo que destina China a su actividad en el espacio, que está integrada dentro de la estructura militar, aunque también persiga objetivos científicos y económicos. Como tampoco se conoce su gasto militar. El presupuesto oficialmente anunciado para 2006 fue de 283.800 millones de yuanes (28.200 millones de euros), un 14,7% más que en 2005. Aunque Washington calcula que la cifra real es dos o tres veces superior, está, en cualquier caso, muy lejos de la que destina EE UU. Según los analistas, el proceso de modernización del ejército hará de China la primera potencia militar de Asia antes de 2020.
