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Reportaje:

Del 'top manta' a sacar pegatinas

Un grupo de 25 personas tiene contratos de inserción laboral para limpiar el mobiliario urbano

Blanca Cia

"Dónde vas a parar, esto es mucho mejor que pasar frío de mercadillo en mercadillo y siempre con la policía pisándote los talones". Dolores, una mujer de 44 años del barrio barcelonés de Verdum, tiene un contrato de seis meses desde el pasado diciembre para quitar las pegatinas de postes de semáforos, señales, cajas de luz y resto de mobiliario urbano de la ciudad de Barcelona. Ella, como los otros 23 contratados dentro de uno de los planes de ocupación, estaba en paro. Por lo menos oficialmente, porque ha vendido de todo en la calle y los mercadillos. "A mí me tenían frita a multas, sobre todo con la ordenanza nueva, y al final recibimos en casa unas cartas del Ayuntamiento sobre la posibilidad de trabajar haciendo cosas así", cuenta la mujer. Ella y otros seis miembros de una familia gitana trabajan en éste y otros programas. Son planes de empleo que se nutren de Fondos Sociales de la Unión Europea y que son administrados por las comunidades autónomas para convocar plazas de proyectos concretos presentados por los Ayuntamientos y las entidades.

En el caso de la capital catalana, la empresa municipal Barcelona Activa ha gestionado un total de 504 contratos en 2006 en los sectores de la construcción, los servicios a las personas y el medio ambiente. La retirada de las pegatinas es una de las modalidades. Otras son la limpieza forestal o de playas. "Están destinados a mayores de 25 años en situación de paro, sobre todo en paros prolongados", apuntan portavoces de Barcelona Activa. Son contratos de inserción laboral con un sueldo de algo más de 700 euros mensuales y de 1.200 los que ejercen como encargados y organizadores de los grupos.

En las calles se les ve con un palo de algo más de un metro de largo que termina en una pequeña rasqueta. Otros llevan una escoba y una pala. Su punto de reunión es un local en la Zona Franca de una de las empresas que realiza la limpieza de Barcelona. Empiezan pasadas las siete de la mañana y a las dos y media de la tarde se les puede ver, en grupo, cuando regresan en autobús armados con los palos. La verdad es que el panorama de unas 20 personas -la gran mayoría pasando de los 40- en un autobús resulta sorprendente.

Se dividen por grupos y por zonas. Dolores es una del grupo de cinco personas que la semana pasada rascaban los semáforos de paseo de Gràcia, Rambla de Catalunya y las calles perpendiculares.

Cinco personas, cinco historias. En ese grupo trabaja también su sobrino, Rafael, de 26 años. Vive en La Mina y ha trampeado con ocupaciones dispares, desde mozo de almacén hasta carga y descarga. "Estaba cobrando el paro y me llamaron. Después ya veremos".

Mari Carmen es una mujer de 45 años de Guinea Ecuatorial que hace 15 años se estableció en Barcelona: "trabajaba limpiando despachos y escaleras". Cuando la llamaron estaba en el paro. Una de las cosas que, al parecer, funciona es el boca a boca de los planes ocupacionales. Y en ocasiones son la forma de intentar reinsertar en el mercado laboral a personas en situaciones especialmente complejas, como los ex reclusos.

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El que hace de encargado o responsable del grupo -que no quiere que se revele su identidad- ha tenido otro tipo de trayectoria vital. Tiene 53 años y trabajó casi 20 años como analista informático en una empresa: "Pero vino una multinacional y la compró, y después me vi en la calle". Por esa época, además, se separó -tiene dos hijos que rondan la treintena- y desde entonces ha tenido múltiples empleos. ¿Y después? "Ya se verá". La verdad es que no se le ve preocupado.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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