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Reportaje:

Olmert, contra las cuerdas

Clamor popular contra el primer ministro de Israel tras la renuncia del jefe del Ejército

Sólo ocho meses después de asumir el cargo de primer ministro de Israel, Ehud Olmert está contra las cuerdas y padece el acoso sin piedad de todos sus rivales políticos. Desde la derecha más recalcitrante y desde la izquierda brotan las voces que exigen que el desastroso capítulo de la guerra contra Hezbolá no se cierre con la dimisión del jefe del Estado Mayor, Dan Halutz, presentada el martes a sus superiores.

Todos coinciden: concluidas las investigaciones sobre el desempeño de los militares en la contienda, corresponde ahora a Olmert y a su ministro de Defensa, el laborista Amir Peretz, asumir sus responsabilidades. Pintan bastos para Olmert, que debe permanecer también muy atento a las investigaciones ordenadas por la fiscalía sobre su presunta implicación, como ministro de Hacienda y al frente de otros cargos públicos, en varios casos de corrupción.

Su popularidad está por los suelos, y las encuestas prevén un hundimiento de su partido

"No puede ser que el jefe de las Fuerzas Armadas asuma su responsabilidad por los fallos en la guerra, y sus jefes en el plano político sigan escabulléndose", declaró ayer el líder del grupo parlamentario del conservador Likud, Gideon Saar. Su correligionario Israel Katz exigió elecciones anticipadas. Zehava Gal-On, diputada del izquierdista Meretz, incidió en esta tesis: "Los dirigentes políticos que adoptaron decisiones irresponsables como la de ir a la guerra deben marcharse a sus casas. Las responsabilidades por el fracaso no pueden detenerse en el plano militar. Olmert y Peretz carecen de estatura moral para designar al nuevo jefe del Estado Mayor". "La gente ha perdido la confianza en la clase política y en las fuerzas armadas", remachó el ultraderechista Efi Eitam, parlamentario de Unión Nacional.

Es el turno ahora de señalar a los políticos. Familiares de los soldados fallecidos contra la guerrilla chií libanesa reclaman la dimisión del Ejecutivo. La Comisión Winograd, designada por el propio Gobierno, tiene previsto anunciar sus conclusiones sobre las decisiones tomadas por el Gabinete en las próximas semanas. Aunque no es una comisión de Estado -que cuenta con mayores poderes-, los resultados de sus investigaciones también pueden pasar factura.

Sólo la primera ministra Golda Meir después de la guerra de Yom Kipur, en 1973, abandonó el Gobierno tras la investigación llevada a cabo por una comisión independiente. Mientras, en su propio partido, Kadima, son notorias las ambiciones de algunos de sus dirigentes que aguardan su momento, especialmente la ministra de Exteriores, Tzipi Livni. Llama la atención que algunos de sus diputados no se esmeran precisamente en la defensa de su jefe de filas.

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Es imprevisible el porvenir político de Olmert, un dirigente tenaz al que parecen no afectar en demasía los escándalos que surgen en su entorno. Aunque su Gobierno cuenta en la actualidad con el respaldo de 78 de los 120 diputados de la Kneset, las alianzas políticas son tradicionalmente demasiado frágiles en Israel. Sin ir más lejos, nadie sabe lo que puede suceder en el Partido Laborista, principal socio del Ejecutivo.

Está previsto que en mayo se celebren elecciones primarias y el liderazgo de Amir Peretz se halla más en entredicho que nunca. Y entre quienes le desafían al frente del Laborismo se encuentra Ehud Barak, el militar más laureado de Israel, que goza, por tanto, de la condición de guerrero, cualidad muy valorada en el país y de la que carecen tanto Olmert como Peretz.

Lo que resulta indudable es que la popularidad del primer ministro está por los suelos. Todas las encuestas pronostican el hundimiento de Kadima, el partido fundado por Ariel Sharon y que pasó a encabezar Olmert después del derrame cerebral que ha postrado a su predecesor en coma desde el 4 de enero de 2006. Si el Likud cuenta con 12 diputados, los sondeos le otorgan hasta 29 de celebrarse ahora unos comicios. Para Kadima, las consultas esbozan el desastre: pasaría de 29 a 12.

El primer ministro Ehud Olmert atiende una sesión del Parlamento israelí ayer en Jerusalén.
El primer ministro Ehud Olmert atiende una sesión del Parlamento israelí ayer en Jerusalén.ASSOCIATED PRESS

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