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Reportaje:

La Red devuelve brío al amor libre

Más de un millón de españoles visitan regularmente 'webs' para tener encuentros sexuales esporádicos

Daniel Verdú

Gente de todas las edades y estratos busca relaciones esporádicas, encuentros sexuales con desconocidos a través de webs como sexsearch.com, iwantu.com o adultrfriendfinder.com. Esta última, con 25 millones de clientes en todo el mundo, dobla en visitantes mensuales a la popular match.com. La tendencia, según los expertos, revela nuevos usos en las relaciones de pareja, y da paso a lo que algunos aciertan en describir ya como multiloving.

Marta recibe unos 40 emails al día. Son todos de gente que ha visto su perfil en una página web de Internet y está interesada en mantener sexo con ella. Los remitentes suelen ser hombres, pero también recibe correspondencia de algunas mujeres y parejas. Lleva suscrita a Adultfriendfinder unos cinco meses y desde entonces ha practicado sexo con siete personas diferentes. Está encantada. "Después de un desengaño amoroso me apunté a Meetic (una web de contactos tradicionales). Un día un amigo me aconsejó que no perdiera el tiempo y mirase ésta", recuerda. "Si quisiera, ahora podría estar en la cama 24 horas al día".

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La red ha pasado del amor al sexo. "Hace 10 años empezamos con Friendfinder, una web de citas tradicionales. Vimos que mucha gente insistía en colgar fotos y comentarios eróticos y pensamos en crear un site sólo para adultos. Seis meses más tarde, el hijo era más grande que su padre", explica el californiano Andrew Conru, propietario y fundador de la web, que recibe más de un millón de visitas únicas al mes sólo en España (según datos de Nielsen/Rating), y se sitúa entre las 10 páginas de entretenimiento más visitadas del país. La empresa factura 100 millones de dólares al año.

La edad media del usuario está entre 25 y 45 años, con una proporción de 10 hombres por cada mujer. ¿Cómo son? "Hay profesionales, desempleados, amas de casa. Es sólo gente con ganas de expresarse sexualmente. Puede ser cualquiera", insiste Conru.

Marta tiene 28 años. Es atractiva, educada y de clase media. Trabaja como abogada en un bufete de la zona alta de Barcelona. A lo largo del día selecciona los emails que recibe. "Sólo abro los que tienen foto. Si tienen faltas de ortografía garrafales, los elimino. Contesto a los que me gustan y chateo con ellos. Si hay buen rollo, nos citamos y vemos qué pasa", relata. A veces en un bar y otras en casa de uno de los dos. El método no le parece peligroso. "Es más seguro que conocer a una persona una noche en una discoteca y terminar acostándote con ella sin prácticamente haber hablado", explica. De todos modos, siempre que se ve con algún usuario le pide el número del DNI y se lo da por teléfono a un amigo; éste sabe que a una hora determinada llamará para decir que está bien.

Bruno (nombre ficticio) es uno de los amigos/amantes que Marta ha encontrado en la red. Quedan a menudo para acostarse. Él es ingeniero y padre de dos hijos. Tiene 37 años y lleva tres suscrito a la página. Se ha acostado con unas 25 chicas. "No me ha ido mal, pero hay mucha gente que no me interesa, y hay que separar el grano de la paja", advierte por teléfono durante un viaje de negocios.

Algunos en la web se describen más atractivos de lo que son o fingen algunos aspectos de su personalidad. Otros, incluso, se hacen pasar por alguien del sexo opuesto. Esta suerte de transexualidad virtual puede ser un simple juego o un truco para acceder a personas que, de otro modo, no responderían. Además, las mujeres tienen mayor acceso al resto de usuarios.

Ser miembro de este tipo de webs suele ser gratis. Pero los hombres tienen restringido el acceso a la mayoría de servicios si no pagan. Además, si se quiere gozar de privilegios, como que el perfil que uno inscribe aparezca en un lugar resaltado, deben abonarse cuotas de 20 a 35 euros mensuales. Más de la mitad de los miembros paga.

En estos sites, la mayoría de personas se anuncia con una fotografía sexualmente explícita. Los perfiles relatan con detalle los gustos y fantasías de cada uno. Basándose en esa información, un buscador encuentra a las personas más afines y, mediante un mensaje en el correo particular, anuncia al usuario que hay equis personas que desean conocerle. "Antes la gente se conocía en el bar, a través del periódico o anuncios donde sólo podían escribir tres líneas de lo que eran y lo que buscaban. En los primeros años de nuestra empresa, la gente desconfiaba del on-line dating por los problemas que había traído ese tipo de citas. Parecía que eran para gente mala o pervertida. En los últimos cinco o diez años ha habido un gran cambio en las actitudes, y ya es normal dejar que una web haga el trabajo sucio y te presente a gente", argumenta Conru.

La red adelgaza el ritual de seducción. "Buscar sexo en la web puede ser como hacerlo en un bar. Pero aquí no hay parafernalia, todo el mundo sabe lo que busca. Yo ya no tengo 20 años; no me apetece pasar horas en una discoteca, invitar a una copa a una chica y estar hablando una eternidad para luego ver si nos vamos a la cama", explica Bruno.

"Vivimos un periodo como el paso de la vida rural a la urbana. La era digital aumenta el anonimato y la libertad para comportamientos antes reprobables", explica el catedrático en psicología sexual Félix López. ¿Cómo influye esto en las relaciones convencionales? "Obviamente la estabilidad de las parejas se ve amenazada. Hemos pasado del compromiso eterno a las monogamias sucesivas y, finalmente, a algo así como un periodo de multiloving".

Éstas páginas tienen algunos filtros para que no se conviertan en un tablón de anuncios para quien sólo desea prostituirse. En algunos perfiles puede leerse "me gustan mucho los regalos y el dinero" o insinuaciones parecidas. "Algunas palabras alertan de las irregularidades. Pero hay muchas maneras de describir tu perfil y tus intenciones evitándolas. La comunidad es el mejor guardián de la web. Ellos alertan de si hay comportamientos inadecuados", explica Conru.

¿Están cambiando la relaciones de pareja? "Claro. La gente tiene más opciones y se obstina menos en que funcionen las relaciones largas. Eso va a ser una tendencia, pero que puede retroceder. Hoy somos como niños en una tienda gigante de caramelos; al final acabaremos empachándonos y volveremos a ser muy selectivos", advierte el fundador de Adultfriendfinder.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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