_
_
_
_
Reportaje:Violencia en Irak

El cadáver de Sadam Husein sigue dando guerra

Una ejecución de aire medieval se ha difundido sin límites por Internet. Sólo en Google ha sido vista 14 millones de veces

Andrea Rizzi

El vídeo del ahorcamiento de Saddam Husein, grabado aparentemente con un móvil y colgado en la Red el pasado 30 de diciembre, había sido visto hasta ayer unas 14 millones de veces sólo en Google. Calcular con exactitud cuanta gente en total ha visto el macabro filme de dos minutos y 36 segundos es prácticamente imposible, teniendo en cuenta las infinitas posibilidades de acceso ofrecidas por páginas como Youtube, toda clase de motores de búsqueda, medios, blogs y foros en Internet; y por la opción de transmitirlo y verlo vía móvil. La cifra de Google permite hacerse una idea de las magnitudes y de la guerra que el cadáver de Sadam Husein puede dar todavía en el escenario internacional.

Bush dijo que la ejecución debería haber sido conducida "de una manera más digna"
Ya hay 1.100 millones de usuarios de la Red y 2.200 millones de teléfonos móviles
Más información
Las imágenes en la Red convierten al dictador en un mártir árabe
Ban Ki-moon pide a Irak que detenga las ejecuciones

El propio George W. Bush habló el jueves por videoconferencia con el primer ministro iraquí. Ambos "convinieron" en la necesidad de investigar la grabación y el presidente comentó que la ejecución debería haber sido conducida "de una manera más digna", en su primera intervención pública sobre el vídeo. Hasta el momento, Irak ha confirmado la detención de dos guardias del Ministerio de Justicia iraquí por haber filmado el ahorcamiento sin autorización.

Pero la difusión masiva de esta noticia también pone el acento sobre la enorme potencialidad de las tecnologías disponibles: cámaras en teléfonos móviles y posibilidades inmediatas de conexión a Internet.

Hay 2.200 millones de teléfonos GSM y 3G activos en el mundo; 1.100 millones de usuarios de Internet; y una industria video-fotográfica que no para de sacar modelos de todo tipo de tamaño y coste. Dicho de otra forma: hay potenciales reporteros digitales por todas partes. Ningún obstáculo para la publicación, gracias a la Red, a Google, Youtube, etc. Y una audiencia potencial inmensa. Incluso un país devastado como Irak cuenta con 4,6 millones de conexiones telefónicas fijas o móviles, sobre una población de 26,5 millones.

"Disponemos gracias a esas tecnologías de un enorme observatorio sobre la sociedad", reflexiona en una entrevista telefónica Jean-Pierre Elkabbach, periodista de referencia en Francia y presidente de la emisora Europe 1. "Una oportunidad fantástica, pero también un riesgo importante. En la Red, prácticamente, no hay filtros. Todo puede colarse -contenidos manipulados, de propaganda, que violan la privacidad o la dignidad humana- y alcanzar directamente al usuario".

"Estas tecnologías enriquecen el debate, pero han cambiado radicalmente el papel de los periodistas", observa desde EE UU Bill Kovach, ex periodista de The New York Times, y fundador del Comittee of Concerned Journalists, una organización que agrupa unos 7.000 periodistas de todo el mundo. "El nuevo escenario exige que nos convirtamos en fiables autentificadores. Tenemos que aprender a detectar en el océano de contenidos las mentiras o las manipulaciones que las nuevas tecnologías permiten. Ya no se trata de ser los primeros en dar una noticia. Se trata ser fiables filtradores".

Elkabbach opina lo mismo. "No hay que tener miedo de estos canales complementarios de comunicación, ni por supuesto instituir forma de censura", dice. "Pero se hace fundamental fortalecer la voluntad y capacidad de verificación de los periodistas frente a esta avalancha de material. Sería peligroso abandonarse a un periodismo de recopilación y ordenación de contenidos encontrados en Internet, como ya, a veces, pasa".

¿Cuáles eran las intenciones de quienes grabaron la ejecución de Saddam? ¿Alimentar el odio de una facción? ¿Satisfacer la sed de venganza de otra? Lo único cierto de momento es que, cualquiera fuesen las intenciones, la piedra lanzada en el estanque está produciendo, gracias a las nuevas tecnologías, grandes olas. Las consecuencias del periodismo no convencional pueden ser devastadoras.

El vídeo que documentó las injustificadas violencias de la policía de Los Ángeles en contra del ciudadano negro Rodney King desencadenó en 1992 tres días de protestas, caos y masiva rebelión en la ciudad californiana.

"En ese caso, la difusión del vídeo dependía todavía de los medios convencionales, que tuvieron la posibilidad de contrastar la veracidad del material antes de publicarlo", dice al teléfono desde Nueva York Michael Silberman, presidente de la Online News Association, una organización en cuya directiva figuran profesionales de The Washington Post, The International Herald Tribune y Yahoo!News, entre otros. La revuelta de Los Ángeles tenía motivaciones objetivas. "Ahora, el control puede ser sólo después de la difusión. Y, mientras se realiza, el daño puede ya haberse producido". El odio puede haberse desencadenado ya, la privacidad violada, la reputación manchada, con un alcance cada vez mayor.

Alcance aprovechado por los partidos políticos de medio mundo, que cuelgan en la Red vídeos de propaganda, muy parecidos en la forma a reportajes, que llegan íntegros a la audiencia, sin tener que pasar por el filtro de los medios convencionales; o, como señala Elkabbach, por las empresas, que pagan a autores de blogs populares para hacerse publicidad. En fin, peligros por todas partes.

Pero también: "¿Qué hubiese pasado en Bosnia si alguien hubiese podido documentar lo que pasaba con una mini cámara o un móvil?", pregunta Silberman. O: ¿qué hubiese pasado en la Alemania nazi si alguien hubiese grabado y publicado lo que pasaba en los campos de concentración? "La posibilidad de denunciar crímenes y atrocidades aumenta enormemente y puede contribuir a detenerlos. Es un gran activo. La libertad de expresión aumenta, y con ella la capacidad de control sobre los poderes... el resultado neto entre riesgos y ventajas es positivo". Y, en fin, en la Red hay bueno y malo al igual que fuera. "Y al igual que para los medios convencionales, la gente utilizará su espíritu crítico para decidir de quiénes fiarse o no", observa Milverton Wallace, profesor del University College de Londres.

Y además, "las nuevas tecnologías permiten a escala global eludir la prepotencia de las fuentes, que dictan la agenda y fabrican la información", Fernando González Urbaneja, presidente de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España. "Los sujetos políticos y económicos tienden cada vez más a vender a los medios convencionales una información empaquetada... la presencia de estas otras voces ofrece vitalidad al debate".

Vitalidad que se manifiesta incluso bajo las bombas. Mientras los cohetes caían entre Líbano e Israel el pasado verano, quizá por primera vez en la historia se produjo un verdadero y directo diálogo entre civiles a los dos lados de las trincheras. Diálogo tejido de palabras, fotos y vídeos intercambiados y hospedados en la Red.

Uno de los fragmentos iniciales del vídeo del ahorcamiento de Sadam.
Uno de los fragmentos iniciales del vídeo del ahorcamiento de Sadam.
Momento en el que empieza la caída.
Momento en el que empieza la caída.
Imágen de Sadam tras la ejecución.
Imágen de Sadam tras la ejecución.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Andrea Rizzi
Corresponsal de asuntos globales de EL PAÍS y autor de una columna dedicada a cuestiones europeas que se publica los sábados. Anteriormente fue redactor jefe de Internacional y subdirector de Opinión del diario. Es licenciado en Derecho (La Sapienza, Roma) máster en Periodismo (UAM/EL PAÍS, Madrid) y en Derecho de la UE (IEE/ULB, Bruselas).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_