"¡Mi negro, yo me quiero ir juntito contigo, 'mijo' lindo!"
Gritos desgarradores, lloros y preguntas sin respuestas. El velatorio y entierro de Carlos Alonso Palate en su humilde pueblo natal, en la parroquia de Picaihua, fue el peor acontecimiento para los enlutados vecinos. Basilia Seilena, la madre, invidente, repetía una y otra vez: "Me he quedado sola; yo no te pensé esto, mi negro. 'Mamacita no te preocupes', me decías el jueves; 'de aquí pa'lante, vamos mamita'. ¡Yo me quiero ir juntito contigo, mijo lindo!".
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