Historia y memoria
Uno de los mayores expertos en memoria en nuestro país, José María Ruiz-Vargas, ha declarado que aunque todos poseamos una noción de la memoria, ello no significa que sepamos realmente lo que es la memoria. Ése parece el caso del historiador Santos Juliá cuando en unas declaraciones a EL PAÍS (2 de enero de 2007) separa la Historia de la memoria al mismo tiempo que atribuye a cada concepto unos rasgos específicos (la memoria es "selectiva", "subjetiva" e "individual" y la Historia, afirma, "interpreta" y "explica" objetivamente). Lo anterior simplemente no es riguroso. No se puede afirmar que la memoria sea sólo individual ni presentar el atributo de "selección" como una limitación de la memoria. Se sorprendería el historiador si leyera algo más sobre el complejo y fascinante tema de la memoria (desde diferentes perspectivas, incluida la neurociencia) y comprobara que lo único que puede efectivamente interpretar y explicar es la memoria y que, además, estos dos procesos cognitivos son selectivos.
La estrecha relación entre memoria e inteligencia es internacionalmente reconocida por los expertos en memoria. Me pregunto cómo se puede seguir separando tajantemente Historia y memoria en nuestro país cuando es ya un hecho que hace tiempo que la memoria se ha incorporado a la Historia y que la diferencia entre ambas ha pasado a ser menos categórica (véase Eric Hobsbawn, Pierre Nora, etcétera) y luego que Paul Ricoeur, por citar un egregio ejemplo, haya analizado ampliamente que la Historia posee una estructura eminente y fundamentalmente narrativa como la memoria. La explicación de la prueba documental o de otro tipo debe necesariamente adoptar la forma de la narración.
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