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La ofensiva terrorista

Las autoridades pierden la esperanza de hallar con vida a los dos desaparecidos

La policía había identificado hasta ayer 120 de los 600 coches afectados por la explosión

Los familiares de los dos ciudadanos ecuatorianos desaparecidos por el estallido de la furgoneta bomba colocada por ETA -Diego Armando Estacio, de 19 años, y Carlos Alonso Palate, de 35- llevan ya cuatro días recluidos en un hotel madrileño esperando el hallazgo de los cuerpos. El fuego que provocó la explosión de la bomba en el aparcamiento, con temperaturas de 1.000 grados, y el desplome de las cuatro plantas han llevado a las autoridades a perder toda esperanza de hallar con vida a los desaparecidos. La policía había identificado hasta ayer por la tarde 120 de los 600 coches afectados.

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La furgoneta en la que ETA colocó el explosivo fue robada a su dueño en Francia por tres individuos. Los terroristas mantuvieron secuestrado durante tres días al dueño del vehículo, robado el 27 de diciembre, según señaló ayer el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba. Lo liberaron justo después de la explosión, añadió el ministro, quien agregó que hay imágenes de la hora de entrada de la furgoneta en el aparcamiento, a las 18.51 del viernes 29 de diciembre. Pérez Rubalcaba no precisó si hay imágenes de los ocupantes.

En una conferencia de prensa, el ministro reveló que las llamadas de aviso de los etarras sobre la existencia de la furgoneta bomba se realizaron desde una cabina de San Sebastián y desde un teléfono móvil "que sólo fue utilizado la mañana del atentado y sólo para esas llamadas". Según el ministro, el modelo de furgoneta utilizado por los etarras fue una Renault Traffic color granate, con matrícula 6054 DKY.

En las tareas de búsqueda de los desaparecidos entre los escombros trabajan desde el sábado, día y noche, 18 bomberos, guardias civiles con perros adiestrados y dos gigantescas excavadoras. El principal obstáculo es que la explosión hizo añicos las cuatro plantas del aparcamiento D de la T-4 de Barajas. Los coches -se calcula que hay 600 afectados- son extraídos por las excavadoras de entre los escombros totalmente aplastados y calcinados. Y es que la bomba generó temperaturas superiores a los 1.000 grados centígrados. Rubalcaba detalló ayer en una rueda de prensa que las excavadoras y equipos de rescate han retirado ya 2.000 toneladas de escombros e identificado 120 de los 600 coches afectados por la detonación. AENA informó ayer de que han sido presentadas 961 reclamaciones por daños en vehículos.

La tardanza en finalizar el desescombro y localizar la furgoneta se debe también a que, periódicamente, las excavadoras deben detener su actividad para que la policía pueda analizar el terreno en busca de los desaparecidos y de datos sobre la cantidad y tipo de explosivo empleado.

Aunque han sido localizados los lugares donde estaban los coches de los desaparecidos, ayer por la tarde se desconocía tanto la cantidad como el tipo de explosivo. "Lo sabremos en varios días", explicó el ministro", dijo. Y añadió: "Se ha llegado al punto central de la explosión, aunque todavía no se puede determinar qué tipo de explosivo y qué cantidad se empleó, porque la Policía Científica todavía está tomando muestras", comentó.

En cuanto a los dos desaparecidos, el ministro señaló que las posibilidades de encontrarlos con vida son "remotísimas", unas palabras que ratificó el director de Emergencias y Protección Civil de Madrid, Alfonso del Álamo, que señaló que la actual situación del módulo D es "incompatible con la vida".

El ministro señaló que las familias siguen atendidas por psicólogos y hospedadas cerca del aeropuerto, al tiempo que agradeció su colaboración para localizar dónde estaban estacionados los vehículos de sus familiares.

Ayer visitaron el lugar del atentado el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, y el director general de la Policía y la Guardia Civil, Joan Mesquida. Ambos se mostraron pesimistas sobre la posibilidad de hallar con vida a los desaparecidos. "Se han venido abajo cuatro plantas, a lo que se une la propia deflagración, en la que se alcanzaron temperaturas superiores a 1.000 grados", señaló Mesquida.

Bomberos y policías inspeccionan una de las plantas del aparcamiento de la T-4 destrozada por la explosión.
Bomberos y policías inspeccionan una de las plantas del aparcamiento de la T-4 destrozada por la explosión.RICARDO GUTIÉRREZ

40 millones en daños

El arquitecto Carlos Lamela, que planeó junto con el británico Richard Rogers la nueva terminal 4 de Barajas, cree que los "importantes" daños causados por el atentado de ETA en uno de los aparcamientos obligarán a una labor de desescombro "muy compleja, similar a la del edificio Windsor [de Madrid]".

El arquitecto español explicó que al ver las imágenes de la devastación pensó que "lo más grave era pensar que debajo de los escombros seguía habiendo gente, porque lo otro [los daños]", aclaró, "tiene solución", aunque "son muy importantes".

"Estamos hablando de una labor de desescombro y de demolición muy compleja. Alguien ha dicho que el proceso es similar al del edificio Windsor, y yo creo que es así; no quizá en cuanto a la duración, porque eso duró un año y aquí hablamos de meses, pero sí en lo complejo", afirmó.

Según Lamela, si la bomba hubiera explotado en un edificio tradicional sus efectos habrían sido aún peores.

Para el arquitecto, la pura reconstrucción, sin hablar de los daños a vehículos ni otras cuestiones, en una estimación rápida hecha sobre metros cuadrados afectados, puede rondar "los 30 o 40 millones de euros".

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