Un vendaval
La Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar es una orquesta de moda. En primer lugar, por ser la imagen simbólica de un proyecto educativo, social y político que tiene detrás nada menos que 265.000 niños y jóvenes. Luego está la figura de su director, Gustavo Dudamel, un pipiolo de 25 años, elogiado por Mehta, Abbado, Barenboim y Rattle. La orquesta y su director han sido invitados a tres programas diferentes en el próximo Festival de Pascua de Lucerna y también en 2007 van al Carnegie Hall de Nueva York de la mano de la Filarmónica de Berlín.
En Sevilla, Dudamel y sus muchachos se presentaron con un programa ecléctico y hasta enloquecido por momentos. No obstante, antes de empezar a hacer diabluras, expusieron un Concierto para orquesta, de Bartok, y La valse, de Ravel, en unas lecturas enjundiosas, llenas de fuerza, con el toque exacto de misterio, contrastadas y con una formidable sensación de tocar en equipo. Hasta Falla, especialmente en la segunda suite de El sombrero de tres picos, sonó con una componente orgiástica que suponía una revelación. De repente se apagaron las luces, y lo que parecía un accidente fue una excusa para un cambio de atuendo, y los músicos dejaron sus chaquetas oscuras en el respaldo de sus asientos y aparecieron -director incluido- con una especie de chándal con cremallera en rojos, amarillos y azules, y a partir de ahí empezó la fiesta. Los músicos empezaron a bailar con sus instrumentos y a girar sobre sí mismos y a tocar de pie, y es como si se les hubiese metido el diablo en el cuerpo, imponiendo un ritmo frenético a los mambos del cubano Pérez Prado y el estadounidense Leonard Bernstein, y consiguiendo el Rossini más delirante que uno pueda imaginar. El público se contagió con este alboroto, y sonaron a todo tren las palmas por bulerías. La alegría de hacer música se impuso a otro tipo de consideraciones. Y la fuerza de la juventud. El propio director acabó mezclado entre los percusionistas, mientras uno de estos cogía la batuta y otro sacaba una cámara fotográfica para fijar el momento. Dudamel y su orquesta arrasaron en Sevilla.
Sinfónica de la Juventud Venezolana Simón Bolívar
Director: Gustavo Dudamel. Obras de Bartok, Ravel, Falla, Revueltas, Perez Prado, Benstein y Ginastera. Festival Iberoamericano Entre Culturas. Teatro Maestranza, Sevilla, 30 de diciembre.
Babelia
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