Las plazas de hotel en las ciudades monumentales han crecido un 21% pero tienen bajas ocupaciones

El rico y variado patrimonio histórico de Andalucía y la singularidad de algunas manifestaciones culturales están llamadas a convertirse en un interesante atractivo que permita la diversificación de la actividad turística y al mismo tiempo su desestacionalización en el tiempo. El sector aprecia el turismo cultural como una gran oportunidad, pero los resultados aún son inciertos. En los últimos cinco años, la oferta de hoteles en las ciudades monumentales ha aumentado de forma estimable, un 21,5%, pero apenas logran todavía ocupar la mitad de las plazas.

Tradicionalmente el turismo cultural en Andalucía ha estado centrado en las tres grandes ciudades monumentales, Sevilla, Córdoba y Granada; pero en los últimos años se han empezado a incorporar con cierta fuerza a los circuitos ciudades medias como favorecidas por el creciente interés de los viajeros por el patrimonio histórico y cultural y por el conocimiento de nuevos espacios.

Las 16 principales ciudades monumentales andaluzas ofertaban en el año 2001 un total de 38.429 plazas hoteleras, que en cinco años han aumentado en un 21,5%, hasta llegar a 46.711. Sólo Úbeda y Baza han perdido camas en este periodo. La ciudad jiennense ha pasado de 696 a 596, (-14%) y la granadina de 318 a 255 (-19%).

Las otras 14 ofrecen importantes crecimientos, especialmente llamativos en los casos de Antequera (71%), Guadix (64%) o Arcos de la Frontera (54%).

Las tres grandes capitales acaparan todavía las tres cuartas partes de la oferta de alojamientos en el conjunto de estas 16 ciudades monumentales. Sevilla oferta 18.079 plazas, Granada tiene 11.371 y Córdoba dispone de 5.134.

La cuarta ciudad con más plazas hoteleras es Jerez (3.396), seguida de Ronda (1.692), Antequera (1.301) y Jaén (1.248). El resto no alcanza el millar de plazas: Arcos de la Frontera (818), Loja (718), Úbeda (596), Baeza (547), Carmona (508), Priego de Córdoba (478), Guadix (297), Écija (273) y Baza (255).

Aunque de forma general en los últimos años ha crecido también el flujo turístico hacia estas ciudades, lo ha hecho en una proporción sensiblemente menor al incremento de la oferta de plazas, lo que se traduce en una pérdida de las tasas de ocupación media de las mismas.

Por ejemplo, la oferta de plazas hoteleras ha crecido un 38,6% en Jerez, pero las pernoctaciones ha aumentado un 22,5%, lo que ha determinado que la ocupación media de las camas haya descendido del 40,7% al 38%.

En Ronda ocurre algo similar. Las plazas han aumentado un 20,9% y las estancias un 11%, de forma que la ocupación media ha caído casi ocho puntos, pasando del 48,6% al 40,9%.

Sevilla es la excepción que confirma la regla, puesto que la oferta de plazas hoteleras ha aumentado un 25,4%, mucho menos que las pernoctaciones, que lo han hecho en un 45,8%. Pero además esta diferencia permite poner de manifiesto las dificultades que aún tienen las ciudades medias para ampliar su flujo de turistas.

La propia Consejería de Turismo reconoce que aún hay una "falta de adecuación del espacio turístico, con problemas y carencias infraestructurales que no garantizan la calidad de la experiencia del visitante". Según el director general de Planificación Turística, Antonio Muñoz, lo importante no es ya sólo ofrecer bellos monumentos, sino procurar que el turista "viva experiencias". "El mercado demanda destinos y productos con fuerte identidad, singulares, donde el turista experimente sensanciones y vivencias", explica.

Muñoz pone un ejemplo de la "oportunidad de oro" que tiene la hotelería andaluza de convertir en alojamientos muchas haciendas, cortijos y palacetes que están en desuso en el interior de la comunidad autónoma, y en los que además se ofrezca una carta de cocina autóctona. "Si te alojas en un hotel convencional, puedes estar en Carmona, en Madrid o en Nueva York, hay que apostar por hacer hoteles en los que en todo momento sepas que estás en Andalucía".

La consejería también reconoce que existen dificultades en la comercialización de las ciudades medias, y que es necesario trabajar en la planificación para configurar una oferta rica y atractiva, que permita posicionarse mejor en los mercados. Las encuestas indican que el 70% de los turistas culturales diseñan y organizan sus propios viajes, sin agencias ni intermediarios, y que además suelen tener alto grado de conocimiento sobre los lugares, por lo que resulta básico la información, y buenos cauces de comunicación y contratación aprovechando la red de internet.