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Las transferencias de inmigrantes pueden fomentar el desarrollo

Las remesas constituyen "una fuente clave de financiación externa para los países emergentes que superan ya a la ayuda oficial al desarrollo". "Pueden además ser una fuente significativa de financiación del desarrollo", recalca el informe de la Comisión Europea.

La Administración española es, en Europa, la que mejores estadísticas elabora sobre remesas. Es también, junto con la sociedad civil, una de las que más se preocupa sobre cómo sacar el mejor rendimiento a esas transferencias en el país de destino.

Lo primero es incentivarlas. Para lograrlo es necesario, ante todo, reducir su coste, que ahora es "excesivo", según la secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí. El Congreso de los Diputados aprobó por unanimidad el 19 de diciembre una proposición no de ley instando al Gobierno a impulsar el abaratamiento de los giros.

Rumí inauguró, a mediados de este mes en Casablanca, un seminario, patrocinado por el Instituto de Estudios Mediterráneos, el Grupo Santander, el Attijariwafa Bank marroquí y Remesas.org, sobre cómo "maximizar el impacto del dinero que envían los emigrantes en el desarrollo de su país".

"Las transferencias de fondos son transferencias privadas y ahorros que pertenecen a los inmigrantes y sus familias que deciden libremente su utilización", advirtió Jean-Pierre Garson, jefe de la división de migraciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). "No hay ningún sustituto a sólidas políticas macroeconómicas, al buen gobierno, a un sistema bancario fiable, al respeto de los derechos de propiedad", dijo.

Más volumen

Garson reconoció, no obstante, que "los Gobiernos pueden ofrecer a los inmigrantes medidas para aumentar el volumen de las transferencias de fondos y orientar su destino" a determinados sectores.

"Si queremos que produzcan desarrollo hay que ofrecer opciones: bancarización en destino y capacitación de los receptores" para que sepan invertir en sectores productivos, señaló Iñigo Moré, de Remesas.org.

Las remesas no siempre producen el efecto deseado. Varios países centroamericanos, como El Salvador, redujeron recientemente su gasto social porque consideran que el dinero que mandan los emigrantes en EE UU a sus familias les permiten sufragar, por ejemplo, las atenciones médicas, según explicó Mariano Jabonero, director de cooperación de la Organización de Estados Iberoamericanos.

En Marruecos, donde se celebró el seminario, las remesas representan el 9,5% del PIB. "No es normal que nos complazcamos en esta situación", recalcó el profesor de estadística Mehdi Lahlou. El país sufre una "doble dependencia con sus emigrantes y con los países donde están asentados".

Acaso por la incomodidad que crea esta situación el ministro de Exteriores, Mohamed Benaissa, no acudió a la inauguración del seminario y ni siquiera fue sustituido por su adjunta, Nezha Chekruni, encargada de la emigración.

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