Gana quien traiga más amigos
Los arquitectos piden la anulación, por segunda vez, de un concurso para diseñar vivienda pública decidido por votación popular
Todo vale en un concurso. Y por amigos, que no quede. La Empresa Municipal de la Vivienda y el Suelo (EMVS) ha organizado una votación popular para elegir a los arquitectos que diseñarán 315 viviendas baratas en Vallecas y Carabanchel. Ya lo intentó el mes pasado, y el experimento resultó un fiasco: hubo quienes fletaron autocares para traer votantes, piratearon el sistema informático o trajeron listas con nombres de gente ausente. El concurso fue anulado. Ahora se ha vuelto a repetir, y el Colegio Oficial de Arquitectos (COAM) pide al Ayuntamiento que lo suspenda de nuevo. "Gana quien más amigos tiene", protesta un aspirante.
Los pasados 25, 26 y 27 de noviembre se celebró en la plaza de Colón el 25 aniversario de la EMVS. Además de la noria y la exposición que se instaló, el Ayuntamiento organizó también la segunda fase de un concurso para adjudicar a dos estudios de arquitectura la edificación de dos promociones de vivienda en el nuevo ensanche de Carabanchel y en el de Vallecas: 260 viviendas en una y 55 en la otra. Los honorarios del ganador rondarían el millón de euros para la primera promoción y 250.000 para la otra. Uno de ellos sólo para recién titulados.
Los participantes, entre otros trucos, fletaron autobuses para traer a sus votantes
En la primera fase, un jurado de expertos eligió cuatro finalistas para un proyecto y cinco para el otro. Después vino la votación popular, que debía elegir, entre ellos, a los dos ganadores, y que se realizó durante los citados días en la céntrica plaza de Madrid. Cualquier persona que pasara por ahí podía votar por el proyecto que le pareciera mejor. Ciudadanos erigidos en expertos jueces. "Como en Operación Triunfo", compara uno de los implicados.
Con la votación popular llegó la picaresca. Participantes, miembros del jurado y el COAM denuncian que algunos concursantes fletaron autobuses para traer votantes, irrumpieron de madrugada en el sistema informático para votar o publicitaron sus proyectos frente a las urnas. "Un escándalo", recuerda uno de los aspirantes, que no se identifica.
El COAM lo calificó de "circo" e "inaceptable" y aseguró que "las posibilidades de ganar tenían menos que ver con la calidad de los proyectos y más con artimañas muy ajenas a la arquitectura". Además, ha denunciado que había sospechas de que algunos concursantes habrían pagado a los votantes. "Los concursantes nos vigilábamos los unos a los otros, hubo todo tipo de chorizadas", recuerda un participante.
Frente al escándalo, la EMVS decidió anular el polémico concurso y organizarlo de nuevo los días 20, 21 y 22 de diciembre en la sede de la empresa pública. Pero la votación ha sido popular y de nuevo, según implicados y según el Colegio de Arquitectos, se han producido irregularidades. El decano del COAM, Ricardo Aroca, reclama otra vez que se anule el resultado de los comicios. "Dije desde un principio que esto iba a ser un lío. Este sistema se presta a este tipo de cosas", señala.
Esta vez el voto no podía delegarse y se controlaba que los implicados no publicitasen su diseño frente a las urnas. Pero el Colegio ha denunciado nuevas irregularidades: "En la escuela de arquitectura había carteles anunciando los proyectos y se ha violado el anonimato que exigían las bases", afirma un portavoz.
La EMVS reconoce "algunas irregularidades" del proceso anterior pero asegura ignorar si se han repetido en esta ocasión. José Luis Gómez Ramiro, gerente de la empresa pública y responsable del proceso, admite que "es la primera vez y última que se realiza una votación de este tipo" y que se adjuntará, junto al resultado, la queja del COAM para que el jurado haga lo que considere oportuno. No descarta que se pueda anular de nuevo el proceso. "Hemos tenido cerca de 300 concursos y nunca ha habido ningún problema. Para nosotros es algo muy serio. Esto partió de la buena fe, pero nos deja un mal sabor de boca", añadió Gómez.
Ayer por la mañana, último día de votación, este periódico preguntó a 15 votantes sobre su vínculo con los proyectos; 14 eran amigos de algún candidato. "Este sistema me parece fatal. Ganará el equipo que tenga más contactos y familiares. La primera votación ya fue un escándalo", afirmó José Antonio, que se había escapado del trabajo para votar por el proyecto de un amigo y compañero de profesión. Ramón Rodríguez, el único de los consultados que no tenía relación con los participantes, dijo que "la única tranquilidad que inspira esto es que ha habido una selección previa y todos son proyectos de calidad".
José María Ezquiaga, catedrático de urbanismo y miembro del jurado que eligió a los finalistas, considera que "la idea es bienintencionada, pero la votación popular sólo funciona cuando no hay intereses económicos y profesionales tan fuertes detrás". Según el catedrático, "el mejor método es el del jurado acreditado".
Según el estudio de arquitectura Ecosistema Urbano, que no se presentó al concurso, el proceso no ha sido adecuado. "Parece aquello de 'todo para el pueblo pero sin el pueblo". "Esto no es participación ciudadana. A los ciudadanos hay que involucrarlos en un proceso de democracia participativa desde el principio. No al final acercarse y crear el espejismo de que están decidiendo algo. Es un urbanismo de pan y circo".
Al PSOE tampoco le ha gustado el método elegido. "El Ayuntamiento de Madrid tiene una idea muy confusa de lo que es la participación. Esto es como Operación Triunfo, la gente vota a sus amigos para que se lleven el premio", criticó el arquitecto y concejal socialista Félix Arias.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.