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Reportaje:CINE DE ORO

El maestro del ritmo implacable

EL PAÍS presenta mañana, sábado, por 8,95 euros, 'Sucedió una noche', una de las más brillantes comedias de Frank Capra

Gregorio Belinchón

Existen varios Frank Capra. Uno, el que con mano firme dirigió documentales militares durante la Segunda Guerra Mundial. Otro, el que realizó filmes suaves, repletos de almíbar, que aún llegan al corazón de millones de espectadores, como Un gánster para un milagro, Juan Nadie o ¡Qué bello es vivir! Y existe un tercer Capra, el incisivo, el maestro del ritmo implacable, un talento cinematográfico desbordante que se mostró en títulos como Arsénico por compasión, Caballero sin espada o esta Sucedió una noche, un portento de comedia armada alrededor de la eterna guerra de sexos. En esta ocasión, los contrincantes son una millonaria -Claudette Colbert- que huye de un matrimonio no deseado y un alocado reportero -Clark Gable antes de Lo que el viento se llevó- que hará vivir a la chica todo tipo de peripecias.

Hoy Sucedió una noche es un mito, pero sus inicios no auguraban tamaño éxito. Por de pronto, un actor de tirón como Robert Montgomery rechazó el proyecto, aduciendo que el guión era "lo peor que he leído en mi vida". Para el personaje femenino las cosas no mejoraron. La entonces megaestrella Constance Bennett rehusó participar en el filme; tras ella, llegó la espantada de la elegante Myrna Loy, que proclamó que el largometraje no tendría ningún éxito. Capra sólo pudo convencer a Claudette Colbert tras prometer acabar el rodaje en cuatro semanas y pagarle el doble de su salario habitual. La verdad es que la actriz nunca quedó convencida de su trabajo: la noche de los Oscar (en los años treinta se conocían, para poder localizar a los premiados, los nombres de los galardonados con horas de antelación) Colbert se iba de viaje. Publicitarios del estudio Columbia, productora del filme, la encontraron saliendo de su casa sin intención de acercarse a la gala y por eso recogió la estatuilla con ropa de viaje. A Clark Gable tampoco le volvió loco el guión: cedido por su estudio, MGM, a Columbia, hizo insufrible el rodaje a cuantos le rodeaban protestando por todo y enfadado por haber aceptado el filme.

Frank Capra tuvo la culpa del éxito. Mejoró el guión durante la filmación, creó la famosa secuencia de las murallas de Jericó para sofocar una rebelión de Colbert, sacó todo el provecho posible del talento de Clark Gable para la comedia romántica y obtuvo oro para la taquilla. La recaudación fue tan grande, que Columbia pasó de ser un estudio de tamaño medio a codearse con los grandes del momento: MGM y Warner. Y su gloria se prolongó en los Oscar: Sucedió una noche fue la primera película en la historia en ganar las cinco estatuillas principales (mejor guión, director, actriz protagonista, actor protagonista y película), hecho que sólo se ha vuelto a repetir con Alguien voló sobre el nido del cuco y El silencio de los corderos. Más aún: para Gable y Colbert fueron sus únicos oscars, a pesar de que su carrera se prolongó con éxito en la gran pantalla.

El ritmo y los gags de Sucedió una noche marcaron una época (el conejo animado Bugs Bunny nació inspirado por la manera de Gable de comer zanahorias mientras habla rápidamente en esta película) y han perdurado en el tiempo como ejemplo de comedia y disfrute cinematográfico.

Clark Gable y Claudette Colbert, en <i>Sucedió una noche.</i>
Clark Gable y Claudette Colbert, en Sucedió una noche.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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