La UPV y el binomio Excelencia-Euskera
Sostiene la autora que para entrar
en la Universidad del País Vasco no
es imprescindible saber euskera.Hace escasos días una colega de la Facultad manifestaba, en una entrevista publicada en este periódico, que en su opinión el hecho de tener que contratar a profesores bilingües estaba implicando que la Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea pagase un precio en términos de calidad del profesorado, y por ende, de la investigación.
Este tema, importante, ha suscitado numerosos intercambios de opinión, pero todavía colean diferentes interpretaciones y se mantienen posturas abiertamente encontradas. En la UPV-EHU trabajamos un colectivo de personas entre las que pueden encontrarse desde los fervientes defensores de la contratación de personas bilingües hasta las que consideran que esta política sólo sirve para disminuir la calidad del profesorado de nuestra Universidad pública.
La excelencia, la calidad está, a mi entender, por encima del conocimiento del idioma
Ahora que impartimos enseñanza también en inglés habrá quien opine que debemos contratar personal trilingue, quien solicite bilingüismo en distintas modalidades (euskera-castellano, euskera o castellano-inglés) o incluso quien admita, dependiendo del área de conocimiento en la que trabaje, que podría bastar un monolingüe si el idioma dominante en su materia es, por ejemplo, el inglés.
A pesar de esta variedad de opiniones, la política del Rectorado es propiciar que todas las vacantes que se van generando se transformen en plazas bilingües, impulsando así la contratación de profesores que puedan impartir docencia indistintamente en cualquiera de las dos lenguas. Esto, que creo se hace con naturalidad en otras universidades del Estado, es percibido por bastantes universitarios vascos como algo perverso. Mantienen que el exigir que los candidatos sepan euskera reduce el nivel de calidad en la contratación.
No me cabe ninguna duda de que exigir que los potenciales entrantes tengan conocimientos de euskera reduce el conjunto de elección; si, además, se va corriendo la voz de que para ser profesor de la UPV-EHU es imprescindible poder impartir clases en euskera no sólo el conjunto de elección disminuye, sino que puede quedar reducido a una mínima expresión. Y esto es preocupante porque considero que esta segunda afirmación no es cierta. Para entrar en la UPV-EHU no es imprescindible saber euskera. Lo que es imprescindible, si no se sabe euskera, es tener una gran calidad. La excelencia, la calidad está, a mi entender, por encima, del conocimiento del idioma. Por lo tanto, aun sin negar que haya habido circunstancias en las que se ha podido seleccionar mal, o departamentos que prefieran a alguien que sepa euskera y no sea competente frente a la opción contraria, ésta no es una implicación necesaria de la política que se está llevando a cabo. Ser buen académico y buen investigador, tener una tesis doctoral de calidad y publicaciones en revistas, se valora; se valora tanto que cuando existe un candidato/a de esa clase, aunque no sepa euskera, si los departamentos desean contratarlo y tienen plazas disponibles, no encuentran obstáculos insalvables.
Esto no obsta para que, cuando no hay excelencia, cuando los candidatos son similares en cuanto a competencias docentes o investigadoras, el conocimiento del euskera se convierta en decisivo. Pero, ¿significa esto una merma para la calidad de la UPV-EHU?
La discusión me recuerda a la que se plantea en otras muchas facetas de la vida y, en particular, la que se suscita, a menudo de forma muy poco articulada, cuando se discute de crecimiento económico y de medio ambiente. Ahora que el cambio climático está de moda, pensemos un momento en la disyuntiva. No hacer nada para preservar un bien público como el clima de la Tierra, un activo de incalculable valor (que lo diga una economista puede sonar a herejía pero aun así lo mantengo) podría propiciar que, a corto plazo, nuestro crecimiento, en términos de PIB, fuera mayor e incluso, si me apuran, tener una menor inflación. Sin embargo, la calidad de vida de los ciudadanos no necesariamente será mayor, habremos de soportar variaciones climáticas más violentas, algunas zonas del planeta podrían sufrir un deterioro sustancial en sus condiciones de vida y ocurrirán fenómenos nuevos no deseados. Europa ha demostrado mediante la firma del Protocolo de Kioto que está dispuesta a pagar un precio para frenar el cambio climático. El convencimiento es que, a medio y largo plazo, todos, incluyendo las generaciones futuras, estaremos mejor; se dispondrá de un planeta más sano y por lo tanto tendremos mayores posibilidades de vivir con calidad. El truco está en conseguir este objetivo, evitar el calentamiento global, al mínimo precio posible y ser conscientes de que, si no hacemos nada por evitar el efecto invernadero, también tendremos que pagar un precio en términos económicos, tal y como lo predice el Informe Stern.
¿No podríamos aplicar este tipo de razonamiento a la cuestión del euskera y la UPV-EHU? Si partimos, y este es un punto crucial, de que el euskera es un activo de gran valor que merece la pena mantener, tendríamos que esforzarnos en preservarlo y saber que, si hay que pagar un precio por ello, debemos intentar minimizarlo. Esto es precisamente lo que muchos de los que estamos en la UPV-EHU llevamos intentando durante años. Y en mi experiencia más cercana, aunque quizá no sea generalizable a toda la UPV-EHU, no soy consciente de haber tenido que pagar ningún precio, de haber tenido que contratar a alguien con conocimiento de euskera en perjuicio de un candidato mejor pero que no supiera la lengua. Debiéramos divulgar al resto del mundo no que en la UPV-EHU no se puede conseguir un contrato si no se sabe euskera, no que estamos cerrados sino, bien al contrario, que la Universidad pública quiere a personas competentes y que, además, siempre que sea posible, sepan euskera. Un mensaje y otro no son equivalentes, y el primero nos está haciendo mucho daño.
Mª Carmen Gallastegui Zulaica es catedrática de Economía Aplicada de la Universidad del País Vasco
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