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Conflicto en el sector aéreo

Centenares de damnificados se agolpan en los aeropuertos para viajar a sus países

El Gobierno no se responsabiliza de la vuelta de los afectados que recoloque en otros vuelos

El Ministerio de Fomento ha fletado desde el domingo dos aviones con 765 pasajeros afectados por la suspensión de vuelos de Air Madrid. Los aviones volaron a Ecuador y Argentina. Pero son insuficientes. Otros centenares de personas menos afortunadas se reunieron en Madrid y Barcelona para pedir que los reubiquen en cualquier avión que viaje hacia sus destinos. Fomento afirma que tiene plazas cerradas para más de 5.000 viajeros y pide a los damnificados sus datos para llamarlos si se encuentran más. Eso sí, el regreso a España correrá a cuenta del pasajero. El Gobierno no se hace responsable.

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Frustración e incertidumbre eran las palabras más repetidas ayer entre los centenares de personas que pasaron por el aeropuerto de Barajas con unos billetes de Air Madrid que jamás los llevarán a sus destinos. Nadie sabía si iba a poder volar, ni cuándo, ni tampoco si les reembolsarían el dinero de los pasajes, ni cuánto les darían. Ni sabían siquiera muy bien para qué servían las largas colas en las que muchos de ellos pasaron el día.

A principio de la tarde sólo dejaban entrar a una sala habilitada por AENA, la empresa pública que gestiona los aeropuertos, a las personas que tenían billetes de avión del 15 al 21 de diciembre. Después se formó una cola, prioritaria, de extranjeros que no viven en España y que esperaban regresar a sus países. Luego otra para que aquéllos con vuelos de ida y vuelta dejaran sus datos y teléfonos. Y una última en la que se entregaban las reclamaciones. Nadie se enteraba muy bien de para qué servía cada cual. "Lo que más me indigna es que las autoridades no den información y nos traten como ganado", decía Andrea Sánchez, una ecuatoriana con un billete para Quito que debía haber volado ayer.

Las caras de la mayoría mostraban una infinita desesperación. "Llevo ahorrando cinco años para ver a mi familia", decía una estudiante ecuatoriana. Había gente que llevaba desde el sábado durmiendo en el aeropuerto. Muchos de los que esperaban no viven en Madrid y no sabían si volver a sus ciudades de residencia o quedarse unos días para ver si alguien les ofrecía una salida. No pedían dinero, sino viajar.

"Juegan con nuestros sueños"

"La plata al final es lo de menos", señalaba el argentino Martín Brunelli. "Lo peor es que están jugando con nuestros sueños, con nuestras ilusiones". Martín vive en Londres. Lleva tres años sin ir a su casa y no sabe si encontrará ahora un billete para Buenos Aires. "No hay plazas y los pocos billetes que se encuentran cuestan entre 2.000 y 3.000 euros y con cinco escalas. Es una vergüenza por parte de Air Madrid y del Gobierno. Nos están estafando". Un ecuatoriano cuya hija se casa pasado mañana aseguraba que si no le dejaban viajar se metería en un avión "a las bravas".

Si logran salir de España, no se sabe cómo van a regresar. A los que viajan, las autoridades les hacen firmar un papel en el que se comprometen a responsabilizarse ellos mismos de la vuelta. La mayoría no sabía si quedarse o irse. "Yo no sé si voy a tener dinero para un pasaje de vuelta para mí, mi mujer y mis dos hijos", señalaba Paul Chicaiza. "Ni sé si voy a encontrar billetes. Es muy injusto. Ya he pagado el bautizo de mis dos hijos en Ecuador, que es el sábado. Pero si voy, tendré que pagar unos 6.000 euros para cuatro billetes de vuelta. Y si no voy, pierdo los 10.000 euros de los bautizos".

Los trabajadores de AENA reconocían que ellos mismos tenían muy poca información y que no podían dar ninguna certeza a los pasajeros. "Esto no se está haciendo bien", señalaba una encargada de información. "Yo apenas sé nada, así que no puedo hacer mi trabajo. Es una suerte que la gente esté tranquila, porque se podría montar una buena. Razones no les faltan". Algunos sí llamaban a la rebelión. "Espero que vengan aquí todos los afectados", exclamaba el navarro Jokin de Carlos. "Que toda España vea lo que está pasando aquí".

Los damnificados por Air Madrid acudieron también al aeropuerto de El Prat, en Barcelona, donde se ha habilitado una sala junto a la estación de Renfe en la que AENA facilita los formularios y recoge las quejas, imprescindibles para poder recuperar el dinero del viaje y posibles indemnizaciones.

El enfado provocó a última hora de la tarde una manifestación de unas 50 personas que, con sus maletas, hicieron un amago de cruzar una de las puertas de embarque. Se lo impidieron 15 agentes de la policía autonómica y de la seguridad del aeropuerto. "¡Queremos viajar!", exclamaban los manifestantes, todos latinoamericanos. Entre ellos, había varias familias que llevan viviendo en el aeropuerto desde el viernes.

Las iras subieron de tono, paradójicamente después de que pudiera salir un vuelo, a las nueve de la mañana, de Barcelona hacia Madrid, fletado por Air Europa, y que enlazaría con otra aeronave hacia Guayaquil, Quito y Panamá. Tras un periplo de protestas y angustia, 121 personas consiguieron partir, pero la noticia de la salida de este vuelo provocó las quejas de quienes se quedaron en tierra. "El domingo me dijeron que me fuera a casa y ahora me entero de que ha salido un avión", dijo consternado un joven ecuatoriano.

"La gente que viajaba conmigo ya ha sido reubicada", protestó José Luis Murillo, que tampoco pudo acceder al avión y que había comprado cinco billetes para toda su familia. Planchista de profesión, había empleado el salario de buena parte del año en regresar por unos días a Ecuador tras cinco años de ausencia.

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