Memoria corta
Por fin, TVE le está sacando rentabilidad (share barato) a su cumpleaños con ese zapping nostálgico en plan YouTube que presenta Hermida con la misma prosodia y look de siempre, como si no hubiera pasado el tiempo desde su famoso alunizaje; vídeo, por cierto, que el jueves fue seleccionado para la final de La imagen de tu vida.
Y después de estos 12 capítulos sobre los grandes momentos TVE compruebo dos cosas. En primer lugar, algo muy obvio que conviene repetir: las relaciones de la imagen con la memoria, sea memoria nostálgica o dura, son mucho más potentes que la tradición oral o escrita. Ya no es aquello de que la imagen valga o no más que mil palabras; es que bastan tres frames (un nanosegundo) de un viejo videoclip para recordarlo inmediatamente; cosa que no ocurre con las lecturas antiguas, que exigen más de tres frases para activar el proceso recordatorio.
En segundo lugar, compruebo que las gentes de TVE tienen mala memoria. Cuando nos proponen esos grandes momentos olvidan que hasta hace muy poco el Ente tuvo el monopolio de las imágenes y que la mayor parte de esos vídeos que van de exclusivas sólo son producto de una anomalía televisiva extraviada de siglo y continente. Porque en el YouTube de Hermida casi nunca se trata de exclusivas de producción propia; apenas son comentarios locales y marginales a esas imágenes globales que circulaban libremente, desde el alunizaje y hasta los kennedycidios.
Seamos serios, nuestros grandes momentos no son esas locutorías o estrellatos de monopolio franquista ni tampoco aquellas series que nos sincronizaron con el mundo exterior, Star Trek, Dallas, Ironside o Colombo. Nuestras exclusivas fueron Crónicas de un pueblo, Verano azul, El Séneca de Pemán o Los ríos de Pedro de Lorenzo, entre otras inolvidables imágenes de producción propia y con las excepciones de Chicho y Félix.
Aunque la imagen de mi vida, dispuesto a concursar, fue la entrada de Tejero en la Cámara, la primera exclusiva mundial del Ente. Cuando las telecámaras de TVE funcionaron solas y sin locutores.
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