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Las facciones palestinas se enfrentan a tiro limpio en Gaza y Cisjordania

La policía leal al presidente disuelve a tiros una manifestación y causa más de 30 heridos

El pulso entre Hamás y Fatah, o entre el Gobierno islamista y la Presidencia palestina, adquiere tintes dramáticos a marchas forzadas. Todos se niegan a hablar de guerra civil, pero los enfrentamientos armados ya no se limitan a las refriegas entre milicianos de ambos bandos en la franja de Gaza. El conflicto se ha extendido a Cisjordania. La policía leal al mandatario, Mahmud Abbas, disparó ayer en Ramala contra una manifestación en la que se conmemoraba el 19º aniversario de la fundación de Hamás. Más de 30 personas fueron heridas, varias de ellas de extrema gravedad.

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El lunes, tres niños, hijos de un mando policial fiel a Abbas, fueron asesinados cuando se dirigían al colegio en la ciudad de Gaza, en un ataque cuya autoría no está clara. El martes, en Ramala (capital de Cisjordania), pistoleros de las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa, la milicia de Fatah, dispararon en las rodillas a los activistas que pegaban carteles conmemorativos de la creación del movimiento fundamentalista en 1987, días después del estallido de la primera Intifada. Varios partidarios más de Hamás fueron tiroteados en ciudades cisjordanas. Nada que ver con los choques violentos que en mayo y junio pasados costaron la vida a una quincena de agentes y milicianos de ambos bandos. Unos y otros se esfuerzan ahora por dejar patente la relación de fuerzas.

En Cisjordania, el respaldo a ambos partidos es similar. Sin embargo, Hamás no goza en este territorio de la potencia armada con que cuenta en Gaza. La permanente presencia sobre el terreno del Ejército israelí es un obstáculo de envergadura para su rearme. Fue en la capital, Ramala, donde los policías afines a Fatah atacaron ayer a los manifestantes a balazos y porrazos.

En la franja el panorama es radicalmente diferente. La hegemonía de Hamás es incontestable. Decenas de miles de sus partidarios se congregaron en la ciudad de Gaza para conmemorar el 19º aniversario de la fundación del Movimiento de Resistencia Islámica. "¡Qué guerra estás lanzando, Mahmud Abbas!, primero contra Dios y después contra Hamás", clamó Jalil al Hayya, uno de los líderes fundamentalistas que precedió al primer ministro, Ismail Haniya, en el estrado de oradores.

Evitar una guerra civil

El jefe del Ejecutivo se abstuvo, por primera vez, de lanzar un llamamiento a la calma. En cualquier caso, todos son conscientes de que una contienda civil sería el desastre total para los palestinos. El líder de Hamás en el exilio y pieza clave en la estrategia del partido, Jaled Meshal, declaró desde Damasco: "Llamo a nuestros hermanos de Hamás a contenerse para proteger la sangre palestina. Nuestra lucha es contra la ocupación. No debemos ser arrastrados a una guerra civil".

El Ejecutivo islamista resiste contra viento y marea el bloqueo económico impuesto por la comunidad internacional que padecen los cuatro millones de palestinos desde marzo. Durante la gira por varios países islámicos, especialmente Irán, de la que Haniya regresó el jueves, el primer ministro recaudó cientos de millones de dólares para el ejercicio de 2007. Las fisuras en el embargo suponen, sin duda, un respiro para el Gobierno.

Hoy está previsto que Abbas pronuncie un discurso que sus asesores han calificado de trascendental. Se especula con que puede anunciar la disolución del Ejecutivo y la convocatoria de elecciones. Pero el mandatario ya ha amagado otras veces y sus amenazas siempre han sido pospuestas.

No se descarta que Abbas pueda optar por el camino intermedio: plantear un referéndum sobre la celebración de los comicios. Y es que la apuesta es arriesgada. Porque es difícil que Fatah, un partido en el que las divisiones son profundas, pueda tener éxito en las urnas. Necesita tiempo y tal vez otros líderes para recuperarse del varapalo electoral del pasado mes de enero.

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