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El futuro de la fiesta

200.000 personas vinculadas a la fiesta

Unas 200.000 personas, vinculadas de una u otra manera a la fiesta de los toros en España, se quedarían sin trabajo si ésta desapareciera. La aportación que la actividad taurina reporta a la economía nacional -alrededor de 1.500 millones de euros- supone, como media aproximada de los últimos cinco años, el 0,1% del PIB nacional, lo que significa, a su vez, la décima parte de dinero que mueve el fútbol y su gigantesco tinglado mediático. Hacienda se lleva el 14% del montante total.

El mundo de las ganaderías es la base nutricia de toda esta actividad económica. Existen en toda España unas 1.500 de varias categorías, según el destino final del espectáculo al que sean destinadas las reses que se crían en ellas. Los toros de lidia muertos a estoque en las plazas de España fueron un total de 12.000, según fuentes de Ganaderos de Lidia Unidos, y cada uno de ellos cuesta a las empresas una media de 2.500 euros.

Sin embargo, hay que reconocer que la cría de ganado bravo no es una actividad de la que la mayoría de los que se ven involucrados saque gran rendimiento. En muchas ocasiones, los ganaderos la suelen tener como complemento de otras explotaciones de carácter agrario que realizan en sus tierras. El toro de lidia es un lujo a casi todos los efectos, teniendo en cuenta además que su carne, que sí tiene salida comercial, no es excesivamente apreciada por los consumidores.

La Comunidad Europea destina también algunas ayudas, tanto para la cría como para el sacrificio de excedentes de ganado, pero a pesar de ello, salvo para un selecto grupo de renombrados ganaderos, suele ser para los más de ellos motivo de recreo y entretenimiento -en el que muchas veces cifran su mayor orgullo de criadores- que negocio efectivo.

Algo parecido ocurre con los toreros. Las grandes figuras pueden llegar a obtener un rendimiento anual por su oficio similar al que tenga un astro del fútbol, como pueden ser los casos de El Juli y Enrique Ponce, quienes pueden llegar a ganar siete u ocho millones de euros por temporada, con la pequeña diferencia con respecto a los futbolistas de que se ven obligados a jugarse la vida cada tarde. De los 120.000 euros que puedan cobrar por una tarde en la que se encuentren anunciados en una de las ferias más importantes, como las de Madrid y Sevilla, una tercera parte se les queda por el camino en gastos variados, incluida la contribución a Hacienda.

En el resto del escalafón, los beneficios de los matadores oscilan entre la posibilidad de hacer real el tópico sueño de la adquisición del cortijo o la más modesta de un apartamentito en la costa, hasta, como es el caso de los novilleros, tener que poner importantes cantidades de dinero, cuestión de la que se encargan sus mentores, con tal de torear en lugares y carteles de suficiente proyección con vistas a la alternativa.

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La mayoría de los 2.000 festejos taurinos de toda índole que vienen dándose como media en las últimas temporadas se celebran en pequeñas ciudades y pueblos, y son subvencionados en aproximadamente una tercera parte de su coste por los ayuntamientos. Hacen posible así que el precio de las entradas no supere los 20 euros de media. El costo medio de la organización de una corrida de toros en España es de 25.000 euros. Los grandes empresarios de las principales plazas son otro cantar y manejan cifras millonarias, no necesariamente engrosadas con fondos públicos.

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