La OLP respalda a Abbas para convocar elecciones anticipadas
La parálisis política en los territorios palestinos ocupados se acerca a marchas forzadas a un punto de no retorno. El comité ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), que engloba a casi todos los partidos palestinos -excluidos los islamistas-, decidió ayer recomendar al presidente, Mahmud Abbas, la disolución del Gobierno de Hamás y del Parlamento y la convocatoria de elecciones presidenciales y legislativas anticipadas.
La decisión no es firme, a la espera de un discurso formal del mandatario, que se anuncia para la semana entrante. Ni se conoce todavía la fecha, aunque algunos dirigentes apuntaron a la primavera. Pero las embarrancadas negociaciones para constituir un Gobierno de unidad nacional que permita el levantamiento del bloqueo económico impuesto por la comunidad internacional a la Administración islamista se dan por agotadas.
"Al final del discurso, Abbas anunciará que recurrirá a la convocatoria de comicios presidenciales y legislativos, aunque deja la puerta abierta a la negociación del Gobierno de unidad", declaro Jalida Jarar, miembro del comité ejecutivo de la OLP. Nadie cree que esas conversaciones puedan desembocar en un pacto, mientras la llamada a las urnas puede alentar nuevos enfrentamientos entre las milicias de ambos bandos.
La reacción de Hamás fue la esperada. Ahmed Yussef, asesor del primer ministro, Ismali Haniya, quitó relevancia a la decisión del más poderoso órgano de la OLP. "No está cualificado para decidir sobre ningún asunto porque sus miembros sólo se representan a ellos mismos", declaró Yussef a Al Yazira.
Juristas palestinos opinan que el presidente está legitimado para disolver el Gobierno, pero no el Parlamento. El portavoz islamista, Ismail Raduan, añadió que no permitirán "un golpe contra el Gobierno".
El presidente se la juega
Los dirigentes de Fatah aseguran que es imprescindible una convocatoria a las urnas para que pueda levantarse el bloqueo económico que se prolonga desde el mes de marzo. El movimiento islamista, que rechaza tajantemente el reconocimiento de Israel y la renuncia a la violencia, no se cansa de insistir en que las negociaciones, que se han prolongado durante meses, no han dado frutos porque Abbas se ha rendido a las presiones de Washington, que no ve con buenos ojos ese Gobierno de concentración.
El presidente se la juega a una carta. Pone en juego su cargo, para el que fue elegido en enero de 2005, sin estar nada claro que Hamás haya perdido el apoyo que le permitió vencer en las elecciones de hace 11 meses. El embargo económico, que ha causado una severísima crisis en Cisjordania y Gaza, comienza a sufrir fisuras, lo que alienta a los disciplinados seguidores islamistas a perseverar. Decenas de miles de personas salieron a las callen en Gaza el viernes para pedir a Haniya que continúe en el cargo.
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