Un estudio descubre que el entorno influye en la evolución de las galaxias
Los astrónomos saben que las galaxias cambian con el tiempo y que no son iguales las actuales que las más antiguas. Éstas están más lejos en el universo y su luz tarda muchos millones de años en llegar hasta aquí, con lo que se observan ahora tal y como eran en el pasado, cuando emitieron dicha luz. ¿Pero cambian por sus propiedades primordiales o por la influencia del entorno en que evolucionan? Un equipo franco-italiano acaba de demostrar que el entorno ejerce una fuerte influencia en la manera en que evolucionan esos colosales conjuntos estelares.
Ellos han estudiado 6.500 galaxias con uno de los telescopios gigantes VLT (en Chile), del Observatorio Europeo Austral (ESO), abarcando hasta distancias de 9.000 millones de años luz; es decir, que la luz de esas galaxias que ahora llega a los telescopios terrestres fue emitida hace 9.000 millones de años. El universo tiene unos 13.700 millones de años.
Los resultados de estas observaciones "sugieren que las galaxias actuales son producto de su información genética inherente, de su evolución en el tiempo y también de las complejas interacciones con su entorno, como las fusiones entre ellas", afirma Olivier Le Fèbre, coordinador del estudio. Con "información genética inherente" se refiere a las condiciones iniciales del cosmos, no a la existencia de algo así como ADN galáctico, pero con el paralelismo hace alusión al antiguo problema de naturaleza versus educación de los psicólogos al abordar el desarrollo humano.
Lo que estos astrónomos han descubierto, en concreto, es que la evolución de una galaxia depende, en gran medida, de si forma parte de un grupo galáctico o si está sola. Por ejemplo, la sociabilidad reprime más rápido la capacidad de la galaxia de formar estrellas que la condición de aislamiento.
Cuando están en grupos densos, las galaxias tienden a ser más rojizas (lo que indica que se están formando pocas estrellas en ella) que azuladas (con intensos procesos de formación estelar); lo contrario se da en las galaxias aisladas.
"Los científicos concluyen que la relación entre el color de la galaxia, la luminosidad y su entorno no es meramente resultado de las condiciones primordiales marcadas durante su formación, sino, al igual que en las personas, las relaciones entre galaxias y las interacciones entre ellas pueden tener un profundo impacto en su evolución", explica la ESO en un comunicado acerca del descubrimiento.
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