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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los misiles de Blair

Tony Blair continúa deparando sorpresas a la hora de dejar todo atado a su sucesor en lo que empieza a ser una larga despedida. La última es la decisión que ha impuesto a su Gabinete sobre la renovación a casi 20 años vista de los submarinos y misiles nucleares Trident. Blair quiere a toda costa que el Reino Unido mantenga lo que se sigue llamando su disuasión nuclear, aunque no esté claro en este momento a quién y de qué se trata de disuadir. Quizás a sus propios laboristas, pues sabe que éste es un tema que los dividió en el pasado, y quiere evitar dar munición a los conservadores, aunque cuente con ellos, más que con los suyos, a la hora de hacer aprobar estos planes por el Parlamento a principios de 2007.

Desde el final de la guerra fría, dominada por el enfrentamiento nuclear con la Unión Soviética, el Reino Unido se ha deshecho de un 70% de sus armas atómicas, pero conservó cuatro submarinos Trident con sus misiles, cuya vida se alargará hasta 2025. Blair y los técnicos que le han asesorado consideran que hay que comenzar a desarrollar ya la generación sucesora, en cooperación con EE UU, aunque deja la puerta abierta a renunciar a un submarino y a un 20% de las cabezas atómicas actuales.

El argumento más fuerte puede ser que el Reino Unido debe seguir siendo nuclear para preservar su escaño permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Pero es falaz, sobre todo a 20 años vista, en que si la UE no logra para entonces una política exterior y defensa común no será nada. Ni ella ni sus integrantes. Blair se ha referido a Estados terroristas armados con bombas nucleares, pero ha tenido que admitir que estas armas no servirían de "seguro en última instancia" ante un ataque con bombas atómicas de algún grupo terrorista.

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El número de Estados con armas nucleares está creciendo y no se puede decir hoy cuáles serán las amenazas dentro de 20 años. Se echan en falta mecanismos eficaces para reducirlas, como debiera ser el Tratado de No Proliferación y sus medidas de control desde el Organismo de Viena, en vez de apostar con tanta antelación por la renovación de los Trident, costoso dispendio cuando las Fuerzas Armadas británicas muestran serias carencias de medios en sus actuales misiones.

Corea del Norte ha anunciado su nuclearización y se supone que Irán alberga intenciones de hacerse con esta capacidad. Pero también hay tendencias en el Pentágono y en el sector armamentista que quieren probar minibombas atómicas utilizables. El propio Chirac ha actualizado en sentido similar la doctrina nuclear francesa. Sería una locura banalizar este arma. No se puede desinventar, pero sí dejar de apostar por ella.

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