La natalidad cae por debajo de las previsiones estadísticas oficiales más moderadas
Las parejas desean más hijos, pero la dificultad de conciliar vida laboral y familiar lo impide
La natalidad ha caído en el País Vasco por debajo de las proyecciones estadísticas más moderadas realizadas por el Eustat para el quinquenio 2001-2005. Euskadi es junto a Asturias la región de todo el mundo que tiene el índice de natalidad más bajo. Hasta aquí nada nuevo. Lo que sí resulta novedoso y a la vez preocupante es que la fecundidad haya descendido en la comunidad autónoma incluso por debajo de las previsiones del Eustat, que no tenían nada de optimistas. Las consecuencias se dejarán notar a medio y largo plazo, con una población más envejecida y generaciones más reducidas.
El estudio realizado por el Eustat se extiende desde 2001 hasta 2015. Por ahora, el periodo que se puede contrastar abarca de 2001 a 2005. Las previsiones cada vez se han ido alejando más de la realidad, hasta el punto de que los nacimientos registrados el año pasado fueron mil menos de los esperados. Martín González, sociólogo y responsable del servicio de estadística demográfica del Eustat, explica cómo se realizaron las previsiones: "Con la evolución que iba teniendo la natalidad desde el año 1996, y teniendo en cuenta que en los años 2001 y 2002 se había incrementado bastante, creíamos que esa tendencia iba a seguir". La hipótesis más válida atendiendo a esos repuntes era que las mujeres que habían retrasado sus nacimientos y que estaban teniendo sus primeros hijos a partir de los 30 años no se iban a quedar sólo con uno. "Ésa era la única manera recuperar algo el número de nacimientos, pero la realidad es que no está ocurriendo así", apunta González.
Las mujeres siguen teniendo su único hijo con 31 años de media y ahí se quedan. El porcentaje de primeros nacimientos asciende al 60% sobre el total. "Habíamos previsto una recuperación de la fecundidad a esas edades". ¿Tal vez las previsiones del Eustat pecaron de optimistas? "No", rechaza González. "Nuestras proyecciones partían de casi 18.000 nacimientos en 2001 para llegar a 20.000 en 2015. Se trata de unas cifras moderadas".
"Las proyecciones son hipótesis basadas en un análisis profundo de la historia de la fecundidad a nivel de generaciones y por años", añade. "Creíamos que eran factibles. En 2006, coincidiendo con los censos que se realizan en la comunidad, se volverán a hacer proyecciones y se revisarán las que hemos hecho para ver dónde nos hemos podido equivocar".
El número de nacimientos tiene que ver con el volumen de mujeres en edad fecunda, que serán menos cada vez al ser generaciones menores desde los años 80. Ello influirá en los alumbramientos posteriores simplemente porque habrá menos mujeres con edades fecundas hacia 2015. Con los datos de nacimientos del primer trimestre de 2006 (en torno a los 4.800), comparados con los del mismo trimestre de 2005, la tendencia se mantiene igual.
Factores económicos
La caída de la natalidad, que ha llevado a Euskadi y a España a los niveles más bajos de nacimientos en todo el mundo, parece que había llegado a su final a partir de 1999. La cifra de partos creció ese año y elevó la tasa de Euskadi, de una forma mínima, pero hizo pensar en que había una luz al final del túnel. Desde entonces, el aumento ha sido sostenido, pero mínimo e insuficiente.
Diversos factores explican este estancamiento de la natalidad, pero los económicos y la incorporación de la mujer al mercado laboral son los más abundantes y socorridos. "La formación tardía de la pareja hace que se tengan tarde los hijos y retrasar el nacimiento del primer hijo trae como consecuencia que se tenga únicamente uno. Las madres con dos hijos son cada vez menos. Desde hace muchos años, lo habitual es que las madres sólo tengan un hijo", señala el responsable de la demografía del Eustat.
Las consecuencias de este estancamiento de la natalidad se verán en el futuro, prevé. "Por un lado, la estructura de la población vasca va a cambiar radicalmente con una mayor proporción de personas de 65 años, pero también ocurrirá que habrá generaciones muy empequeñecidas". Las encuestas que realiza periódicamente el Gobierno vasco concluyen que las parejas desean tener más hijos, la mayoría opta por dos, pero en la práctica resulta casi imposible.
A las dificultades económicas, la carestía de la vivienda y el retraso en la emancipación del hogar familiar, hay que sumar las dificultades para conciliar la vida laboral y la familiar. Los expertos abogan por un profundo cambio cultural y la asunción por parte de las empresas de un compromiso que facilite que sus trabajadores puedan atender de forma razonable sus problemas domésticos.
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