El 'tuning' mueve 450 millones de euros al año
Barcelona celebra la tercera edición del salón de los vehículos personalizados
Jonhatan es un joven de Zaragoza que cada día va a trabajar en coche, a un polígono industrial, a unos 15 kilómetros de distancia de su domicilio. Hasta ahí nada extraño. Lo especial es su coche, en el que se ha gastado 30.000 euros para tunearlo, personalizarlo o customizarlo que son las tres palabras que definen la transformación de vehículos que salen en serie en algo personal, con señas de identidad. No le importa gastar dinero en el coche y su última adquisición son unas llantas -compradas en Las Vegas -que le han costado 3.000 euros: "hombre, los compañeros de trabajo se me quedan mirando cuando llego con el coche". Normal.
Jonhatan no ha faltado a la cita de la tercera edición del Barcelona Tuning Show que arrancó ayer en la Fira de Barcelona. Serán tres días de coches, motos -que se suman a la moda- y música a todo volumen en uno de los palacios del recinto ferial. En la edición de este año se han dado cita 300 firmas de todos los sectores del mundo. Y de coches hay de todo: desde coches americanos -los que reinaban en las carreteras de Estados Unidos desde la década de 1950 hasta inicios de la de 1970 del tipo que solía conducir Clint Eastwood en algunas de sus películas- hasta deportivos, algunos de rally y algún que otro Fórmula. El poderío de los modelos se puede calibrar, en cierto modo, por el número de visitantes que se fotografían junto a ellos.
El coste mínimo para personalizar un vehículo se sitúa en torno a los 3.000 euros
300 firmas del sector del 'tuning' se dan cita en el salón de Barcelona
Lo que puede parecer una excentricidad se ha convertido en una tendencia, una moda -de cuna americana- que está empezando a pisar fuerte en España. Pese a estar englobado dentro del sector del automóvil, la facturación que se estima que mueve el tuning es de unos 450 millones de euros anuales. El sector da trabajo de forma directa a unas 8.000 personas y, en líneas generales, el cálculo es que en España se han tuneado unos 200.000 vehículos, lo que representa el 1% del parque de automóviles de España. Es decir, de cada 100 coches, uno está tuneado.
Es una moda de jóvenes, pues el público consumidor se concentra entre los 18 y los 30 años, y dedican buena parte de sus ingresos -hasta el 70%- a gastárselo en personalizar su coche. Al menos, así lo explican los profesionales del sector. Porque tunear no es barato. Como mínimo 3.000 euros.
Vipan es un joven de 23 años, nacido en India y residente en Barcelona desde los seis, que responde a ese retrato del amante del tuning. "Lo más normal es empezar por los accesorios de dentro y por la música", explica. Lo dice cuando acaba de comprar un pomo para la palanca de cambios, tubos de neón para poner en los asientos traseros y unas alfombrillas. Se ha gastado 135 euros en accesorios que instalará en su Mitsubishi, un coche que se ha quedado sin maletero porque en él ha instalado un complejo sistema de bafles y altavoces del equipo de música en el que se gastó 2.000 euros: "Pero me lo hice yo mismo, sino no tiene gracia". Por eso se ha apuntado a un curso de pintura para después serigrafiar su coche. Trabaja, vive con sus padres y reconoce que en lo que más gasta es en su coche.
El salón -cuesta 12 euros la entrada de un día y 20 los tres- estaba bastante animado ayer por la mañana. Gente joven, sobre todo adolescentes -chicas pocas- y la mayoría por debajo de los 20. Pelo corto engominado y ropa más bien ceñida, se diría que una talla menos. Tipo nen de Castefa, unos. Otros, más estética hip-hop: pantalones que se escurren y sudaderas dos tallas más grandes. Y grupos de estudiantes, bastantes de ciclos profesionales que ven en el tuning una posible salida profesional. Que es un sector en alza lo muestra, por ejemplo, que exista una escuela profesional de tuning, denominada Kustom School, con sede en Martorell y que ayer ocupaba un espacio en el salón con alumnos serigrafiando planchas. Tampoco es barato aprender a tunear. El director de la escuela, Amalio Martínez, explica que el curso- que dura un año- cuesta 12.000 euros. "Es que esto es arte", afirma. Éste es el primer curso y tiene 11 alumnos que están aprendiendo a modificar todo lo imaginable de un coche.
Pese a que el vehículo de cuatro puertas es, por ahora, el predominante en cuanto al tuning, las motos empiezan también a ser personalizadas y en el salón se pueden ver curiosas transformaciones como los sillines de una motocicleta tapizada a lo Louis Vuitton.
Y entre coche y coche -el salón muestra el top 100, los 100 mejores coches tuneados de España- casetas de lo más variopinto: todo tipo de adhesivos, revistas, skates con motor, ropa militar y chuches.
Hasta las Fuerzas Armadas, que no desaprovechan las ferias con público joven: "Vive una experiencia como reclutamiento". No tienen mucho público. Todo lo contrario de un stand con dos coches tuneados que son "mostrados" por dos jóvenes chicas -escote inconmensurable- que no dudan en posar con unos revolucionados chavales.
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