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El viaje más difícil del Papa

La pesadilla de Chipre amenaza el sueño europeo de Erdogan

Juan Carlos Sanz

Poco después de recibir al Papa en Ankara, el jefe del Gobierno turco, Recep Tayyip Erdogan, tuvo que volver a dirigir su atención a Chipre, cuya partición representa uno de los conflictos más antiguos de Naciones Unidas y un flamante rompecabezas para la Unión Europea.

El primer ministro finlandés, Matti Vanhanen, viajará el viernes a Turquía en un último intento de desbloquear la crisis sobre Chipre, tras el fracaso del diálogo el lunes en Tampere (Finlandia). Erdogan aventuró ayer, tras reunirse con Benedicto XVI, que la mediación de la presidencia finlandesa entre los Gobiernos chipriota y turco aún puede dar resultados.

Turquía se niega a reconocer a la República de Chipre, miembro de la UE desde mayo de 2004, y ni siquiera permite la entrada a los barcos y aviones con bandera chipriota. El tiempo corre ahora en contra de Ankara, que sólo tiene hasta el 6 de diciembre para hacer cumplir en sus puertos y aeropuertos el Tratado de Unión Aduanera que suscribió con la UE. En caso contrario, los líderes de los Veinticinco han amenazado con tomar represalias.

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La parte turca insiste en que no dará ningún paso mientras Bruselas no cumpla su promesa de levantar el embargo comercial que pesa sobre el norte de Chipre, ocupado por más de 30.000 soldados de Turquía desde 1974. Ésa fue la recompensa anunciada por la UE tras el de los turcochipriotas en el referéndum para la reunificación de la isla, convocado por la ONU hace dos años y que fracasó ante el masivo no grecochipriota en el sur. El Gobierno de Nicosia bloquea desde entonces las ayudas de la UE previstas para los turcochipriotas.

Fuentes diplomáticas europeas en la capital turca apuntaban ayer a que el bloqueo de las conversaciones sobre Chipre se saldará con una suspensión parcial de las negociaciones entre Bruselas y Ankara, que apenas avanzan desde octubre de 2005, en varios de los capítulos del proceso de adhesión.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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