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La policía de Nueva York mata de 50 tiros a un hombre negro a la salida de un club

Yolanda Monge

¿Cómo es posible que la policía disparara 50 veces contra hombres desarmados? La pregunta la ha lanzado el reverendo negro Al Sharpton tras el violento incidente que sacudió Nueva York en la madrugada del sábado. Cuando faltaban horas para que se reuniera en el altar con su novia y madre de sus dos hijas de tres años y cinco meses, Sean Bell, 23 años, negro, moría abatido a tiros en su coche, minutos después de abandonar su fiesta de despedida de soltero.

Dos de sus amigos fueron alcanzados por los disparos. Joseph Guzman, 31 años, que ocupaba el asiento del copiloto, tiene 11 impactos de bala y se encuentra en estado crítico. Trent Benefield, 23, sentado en la parte posterior, fue alcanzado tres veces y su condición es estable. Se cree que una cuarta persona viajaba en el coche pero huyó al empezar el tiroteo. Dos de los disparos penetraron en una vivienda cercana. "No estamos en contra de la policía, estamos en contra de la brutalidad policial", declaró el reverendo.

La secuencia de los hechos fue veloz y por el momento no tiene explicación oficial. Eran las cuatro de la madrugada (10 de la mañana en la España peninsular) cuando el novio y sus amigos abandonaban el Kalua Cabaret, el club de striptease en Queens donde Bell había celebrado su despedida de soltero. Al parecer, algo salió mal en una operación de incógnito que siete policías estaban realizando en el interior del club. Cinco de esos policías tomaron parte en el tiroteo. Según el portavoz de la policía Raymond Kelly, los tres hombres tiroteados mantuvieron una disputa con alguien a las afueras de la sala de fiesta. Fue entonces cuando uno de los policías de paisano oyó algo referente a un arma.

El policía siguió a quienes para él eran sospechosos. Éstos montaron en su coche y al abandonar el lugar chocaron con una camioneta policial sin distintivos, y después con el agente que les había seguido, que fue el primero en abrir fuego. Llevaba cinco años en el cuerpo. Uno de sus compañeros con 12 años de servicio disparó hasta 31 veces su arma, vació dos cargadores enteros. Fue la primera vez que ambos agentes se han visto envueltos en un tiroteo. El portavoz policial no aclaró si los agentes se identificaron como policías, pero según testigos no lo hicieron.

Se certificó la muerte de Bell al ingresar en el hospital. La rabia entre familiares y amigos crecía al conocerse que los dos heridos estaban detenidos y esposados a sus camas en el hospital en el que se recuperaban de sus heridas o luchaban por sobrevivir. No se encontraron armas en la escena del tiroteo.

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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