Células madre valencianas para el mundo
Centros extranjeros y nacionales se interesan por los cultivos obtenidos por el Centro de Investigación Príncipe Felipe
A los 3.000 millones de células madre que se almacenan en el Centro de Investigación Príncipe Felipe (CIPF) ya les están saliendo novios en medio mundo. Antes incluso de que el Ministerio de Sanidad autorizara recientemente el almacenamiento de las tres líneas celulares Val-3, Val-4 y Val-5, derivadas de embriones humanos congelados por el equipo de Carlos Simón -cada una de ellas con 3.000 millones de células-, universidades estadounidenses, como la de Pensilvania o la de Columbia en Nueva York, pero también centros como el Banco Nacional de Líneas Celulares de Suiza, se habían puesto en contacto con el investigador valenciano para trabajar con sus células.
De momento, se trata de contactos que han de refrendarse con la petición directa al comité del Ministerio encargado de autorizar el envío. El que ya tiene permiso concedido es el centro CIC-bioGUNE de Bilbao que ha solicitado viales de las tres líneas para trabajar en un proyecto que tiene por objeto manipular las células para conseguir neuronas dopaminérgicas, cuya destrucción está vinculada a la enfermedad de Parkinson. El objetivo de este grupo de investigación es contar con estas células para usarlas como modelo de trabajo para estudiar la enfermedad.
La autorización por parte del Ministerio para obtener las lineas llegó en el mes de febrero del año pasado. Se evitaban así problemas como los sucedidos en 2003, cuando el investigador presentó las primeras líneas obtenidas en España, Val-1 y Val-2 que, como él mismo comenta, están "cara a la pared", e inmovilizadas en el CIPF al no tener entonces permiso del Ministerio. Una parte del trabajo consiste en la manipulación de los embriones, y su cultivo hasta obtener las células indiferenciadas. Pero no son menos importantes los seis meses durante los cuales se someten a controles de calidad. Se trata, básicamente, de cerciorarse de que no hay problemas cromosómicos, que efectivamente se trata de células indiferenciadas que pueden dar lugar a los tres linajes básicos que forman los tejidos humanos, así como que contienen los caracteres de inmortalidad que les permiten multiplicarse sin fin.
Las líneas celulares son la materia prima de la medicina regenerativa. Contar con cultivos de buena calidad de células totipotenciales, es decir, capaces de diferenciarse y llegar a convertirse en neuronas, cardiomiocitos, células renales u óseas, es la condición básica para trabajar en el gran reto de esta especialidad. Que consiste en saber cómo hay que manipular a las células madre para obtener neuronas, células cardiacas, renales u óseas. Con ellas se pretende regenerar tejidos dañados por enfermedades con tratamientos complejos o inexistentes, ya sean degenerativos, como el Parkinson o el Alzheimer, o lesiones cardiacas. La obtención de células madre "de la mayor calidad" es el principal objetivo del equipo de Simón, responsable del nodo de Valencia del Banco Nacional de Células Madre Embrionarias -con sedes también en Granada y Barcelona- que está en el CIPF.
En el mundo hay algo mas de 200 líneas publicadas en revistas especializadas. De ellas, en torno al 30% se han cultivado con tejido humano -como las de Simón-, lo que facilita su uso médico. Sin embargo, aún queda camino para estandarizar su producción en ausencia total de nutrientes de origen animal, algo fundamental para su uso médico. En ello está el equipo del CIPF y otros grupos extranjeros y nacionales, como el de Anna Veiga, del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona, que también ha derivado líneas, Es-2 y Es-3.
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