Con todo

Fue una sorpresa en su día ver Fue una sorpresa en su día ver anunciado al americano Dennis Russell Davies (Toledo, Ohio, 1944) en el abono de la ONE. Es uno de esos directores que están en los programas de las buenas orquestas del mundo, que graba discos, que toca muchos palos -de Mozart a Philip Glass-, que enseña en Salzburgo y que acompaña con gusto a Marianne Faithfull. Un todo terreno que si lo pasaba bien en Madrid quizá se lo contara a sus amigos y, con suerte, alguno caería por aquí en próximas temporadas. Bueno, pues, de entrada, el que debiera volver es él, que dictó una lección de las que no se olvidan fácilmente.

Russell Davies es titular de la Orquesta Bruckner de Linz (Austria) y está grabando las sinfonías del músico que le da nombre. Es decir, lo tiene fresco en la batuta. Y eso se notó el viernes en la Octava desde el primer compás. Cabeza pelada, piernas arqueadas, bien puesto en el podio, atención a cada atril y movimientos claros. Y a partir de ahí una forma de ir sacando la música de Bruckner de esas que dan la sensación de que todo se va construyendo con lógica. Pero no implacable, pues a la solidez este hombre sabe acompañarla de la emoción necesaria. Para colmo, la versión ofrecida era la original de la obra, es decir, no precisamente la que el aficionado está acostumbrado a oír, con lo cual el asombro era múltiple: el maestro mandaba con naturalidad, la orquesta respondía muy segura y lo para muchos nuevo iba surgiendo, insólito, a lo largo de ochenta y cinco minutos que pasaron en un vuelo.

Claro que hubiera cabido más redondez aquí y allá, que las tubas wagnerianas se afligían un poco a veces, pero la entrega era la de la ONE de los días buenos, la de la ONE de esta temporada crucial para ella. Ya lo habíamos advertido en una lectura ordenada y rigurosa de la Obertura 'Fausto' de Wagner que abrió programa. Pero lo de Bruckner fue mucho. No se lo pierdan, lectores madrugadores. Todavía están a tiempo: hoy en el Auditorio a las 11,30.