El destituido jefe del Pentágono, demandado por crímenes de guerra
A Donald Rumsfeld podría costarle cara la pérdida de la inmunidad tras su dimisión, hace dos semanas, como secretario de Defensa estadounidense. El abogado alemán Wolfgang Kaleck y una veintena de asociaciones de derechos humanos de todo el mundo han aprovechado el momento para demandarle, junto a otros 13 altos cargos políticos y militares de Estados Unidos, ante el Tribunal Supremo alemán por crímenes de guerra. Representan a 11 ciudadanos iraquíes torturados en la cárcel de Abu Ghraib en Bagdad y a un saudí actualmente preso en la base estadounidense de Guantánamo en Cuba.
Para lograr su objetivo, Kaleck y compañía se han ganado a una importante aliada: la ex general de brigada estadounidense Janis L. Karpinski, de 53 años, que se ha ofrecido a testificar en el caso contra Rumsfeld. Karpinski era responsable de 17 cárceles iraquíes, entre ellas Abu Ghraib, de julio a noviembre de 2003, periodo en que comenzaron a emplearse en la cárcel iraquí métodos de interrogatorio prohibidos por las convenciones de Ginebra sobre el trato a prisioneros de guerra.
Karpinski, que concedió esta entrevista por teléfono desde su domicilio en Carolina del Sur (EE UU) a la corresponsal de EL PAÍS en Berlín, fue la única militar de alto rango castigada por la corte militar estadounidense por las torturas en Abu Ghraib, cuyas fotos dieron la vuelta al mundo. Como responsable de la Policía Militar, ella no tenía competencias sobre los interrogatorios, que llevaba a cabo la Inteligencia Militar. Retirada del ejército desde julio de 2005 por deseo propio, Karpinski dedica todo su esfuerzo a contar que las órdenes para torturar venían de muy arriba: del cesado secretario de Defensa Donald Rumsfeld. Los demandantes saben que no es probable que el Tribunal Supremo alemán juzgue a Rumsfeld, pero confían en que esta demanda llame la atención del mundo sobre quiénes son los verdaderos responsables de las torturas.
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