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El proceso para el fin del terrorismo

Aldaia: "341 días encerrado en un agujero da para llorar mucho"

El empresario afirma por videoconferencia: "Me estaba pudriendo"

El empresario guipuzcoano José María Aldaia, que fue secuestrado por ETA entre el 8 de mayo de 1995 y el 14 de abril de 1996, declaró ayer como testigo en el tercer juicio que se celebra en la Audiencia Nacional por su secuestro. Aldaia, que en esta ocasión declaró por videoconferencia, a preguntas del fiscal, afirmó: "341 días encerrado en un agujero de tres metros yo creo que da para llorar mucho y para muchas cosas más".

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Era la tercera vez que Aldaia tenía que relatar cómo vivió su secuestro, ocurrido en Hondarribia (Guipúzcoa) el 8 de mayo de 1995, y su cautiverio. Por esos mismos hechos ya fueron condenados los etarras Francisco José Ramada y su esposa, Sagrario Yoldi, a 17 y 8 años de prisión, respectivamente, como autor y cómplice del secuestro del empresario. En esta ocasión se juzga al presunto miembro del comando, Gregorio Vicario Setién, al que el fiscal y la acusación particular atribuye la autoría material del secuestro y le piden 17 años de cárcel.

Los condenados Ramada y Yoldi, que comparecieron como testigos en las sesiones precedentes, no reconocieron a Gregorio Vicario como uno de los secuestradores, hecho que no es significativo, puesto que los terroristas siempre tratan de exculpar a sus compañeros.

En la sesión de ayer, Aldaia justificó su incomparecencia en las primeras sesiones del juicio en los problemas físicos que padece. El industrial guipuzcoano relató que tiene "las dos caderas estropeadas", que le han implantado prótesis en ambas y que tiene que andar con muletas, y que en breve va a tener que ser intervenido de nuevo para sustituir uno de los implantes.

El fiscal le preguntó si era debido a secuelas del secuestro, a lo que Aldaia admitió que era posible, "por el frío y agua que había en aquel agujero maldito". "Estaba lleno de postillas, de granos. Me estaba pudriendo", precisó.

El zulo en el que estuvo secuestrado el empresario medía 3 metros de largo, uno de ancho y 1,70 de alto, y "con una bayeta llenaba palanganas de agua de la humedad que había. Cuando me liberaron tenía callos en las manos de retorcer y escurrir el agua en la bayeta", afirmó Aldaia.

El empresario volvió a relatar que en el momento del secuestro le inyectaron un somnífero antes de meterle en el maletero de un coche, que le secuestraron tres o cuatro personas y que cuando le liberaron también le volvieron a dormir antes de dejarle en el alto de Azkarate, próximo a Elgoibar (Guipúzcoa).

El empresario, sin embargo, dijo que desconocía que se hubiera pagado cantidad alguna de rescate por su liberación.

El fiscal le preguntó si había dicho que lo único positivo que había sacado del secuestro es que había dejado de fumar. Aldaia respondió que sí, pero que había vuelto a fumar enseguida.

Por otro lado, la Audiencia Nacional ha acordado que se pregunte a la editorial Txalaparta si se ha pagado cantidad alguna al etarra Iñaki de Juana Chaos como derechos de autor por los libros Días, La senda del abismo y Raíces del roble, de los que es autor. La AVT ha exigido que se embargue ese dinero para compensar a las víctimas de sus delitos.

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