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Plan para frenar los guetos de los comercios de inmigrantes

El Ayuntamiento de Barcelona está decidido a romper con la progresiva tendencia a crear guetos de comercios regentados por inmigrantes de la misma nacionalidad. La apuesta municipal pasa por diversificar los comercios de nueva apertura, y evitar así un cierre sobre la misma cultura de origen. Para ello, el Ayuntamiento destinará cuatro millones de euros a la compra de locales en desuso durante el próximo año. Las zonas prioritarias en las que se adquirirán bajos son los cuatro ejes comerciales del distrito (Ramblas, Raval, Gótico y Santa Caterina), además de la Barceloneta, aquejada de la misma problemática.

Los ejemplos más claros de esta concentración de tiendas y negocios regentados por inmigrantes, hecho calificado ayer como "monocultivo" por el concejal del distrito de Ciutat Vella, Carles Martí, se encuentran en las inmediaciones del mercado de Santa Caterina, donde se localizan 25 locutorios, 18 peluquerías africanas y decenas de bares latinos. En el Raval predominan los negocios regentados por musulmanes, especialmente paquistaníes, entre los que se encuentran bazares, peluquerías, restaurantes, tiendas de ropa o carnicerías islámicas.

El consistorio pretende alquilar los locales a bajo precio, aunque el cliente deberá responder a un perfil concreto -decidido por un comité constituido por representantes de los cinco ejes-, atendiendo a qué tipo de negocios existen ya en los alrededores del local. De esta forma, es probable que no se permita instalar una nueva tienda de comida kebap en el Raval, donde abundan, aunque sí en la Barceloneta, donde escasean.

Evitar la especulación

El futuro comercio podrá alquilar la lonja durante dos años, tras lo cual tendrá la opción de compra del inmueble a un precio cercano al que el Ayuntamiento haya pagado en su momento (que en ningún caso superará los 3.000 euros por metro cuadrado). La única condición exigida es mantener el tipo de negocio acordado durante al menos cinco años. Un tiempo mínimo que servirá, según Martí, para evitar la especulación, ya que tampoco podrán vender el inmueble en ese tiempo. Pero la propuesta del Ayuntamiento también pretende dinamizar ciertas zonas "que no son tan atractivas para el paseante", mediante la implantación de nuevos comercios. Según Martí, "la calle Sant Pere Mitjà está pidiendo a gritos una ayuda". En sus bajos se baraja ya instalar negocios del ámbito de la artesanía.

En otras zonas del casco antiguo, como la zona sur del Gótico, toda la izquierda del Raval o los alrededores del mercado de Santa Caterina, hay que "convertir los edificios en barrios con vida", dijo Martí. Según los cálculos municipales, con los cuatro millones iniciales se podrán comprar entre 20 y 25 locales, cuyas dimensiones "difícilmente superarán los 120 metros cuadrados", puntualizó. Cuando en 2008 éstos sean vendidos, el dinero servirá para adquirir nuevos locales en desuso y así retroalimentar el proyecto de regeneración de Ciutat Vella.

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