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La policía rusa mata a un militar checheno enfrentado con el régimen

Baisárov denunció los abusos del mandatario prorruso de Chechenia

Pilar Bonet

Las rivalidades por el poder en la conflictiva Chechenia se trasladaron ayer al centro de Moscú con un sangriento resultado. Movladi Baisárov, ex jefe de un destacamento militar dependiente del Servicio Federal de Seguridad (SFS, sucesor del KGB) de Rusia, murió en una emboscada policial en la que participaron unidades especiales chechenas, según la fiscalía de Moscú. Baisárov estaba enfrentado con el hombre fuerte de Chechenia, Ramzán Kadírov, y se encontraba en la capital rusa para recabar apoyo para su destacamento.

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Un grupo de hombres próximos al jefe de Gobierno de Chechenia, Kadírov, armados con lanzagranadas, había llegado a la capital rusa para arrestar a Baisárov, según informaciones anteriores, citadas por el Eco de Moscú. Baisárov había denunciado públicamente los abusos y la impunidad de Kadírov y apoyado al presidente de Chechenia, Alú Aljánov, cuyo puesto ambiciona el jefe de Gobierno. El Kremlin trata con delicadeza a este hombre impulsivo y caprichoso e ignora las acusaciones contra él.

Baisárov, uno de los pocos chechenos prorrusos capaz de plantar cara a Kadírov, había manifestado que Aljánov es uno de los pocos dirigentes que no tienen las manos manchadas de sangre, y que él y otros chechenos descontentos le habían dado el ultimátum "o eres presidente de verdad o te vas". Aljánov "no está dispuesto a irse, sino que (...) impondrá el orden constitucional. Y nosotros seremos su apoyo", manifestó en una reciente entrevista.

Ayer, Baisárov "opuso una encarnizada resistencia" e "incluso intentó lanzar una granada", señaló la fiscalía. Esta institución se negó explicar por qué los chechenos habían participado en una operación policial en una de las principales avenidas de la capital.

Baisárov se opuso a que el destacamento que dirigía fuera sustraído de su mando y subordinado directamente al Ministerio del Interior checheno el pasado febrero, cuando fue disuelto, oficialmente por haber cumplido su misión. Desde Moscú, Baisárov había hecho numerosas manifestaciones públicas en las últimas semanas y había advertido que a Kadírov "todo le está permitido" y que su gente "ajusta las cuentas" a quienes se atreven a contar lo que sucede en la republica.

"Nadie le pide cuentas"

Kadírov "puede tomar a cualquier mujer y hacer lo que quiere con ella. Puede detener a cualquiera y decir después que era un radical islamista. Nadie le pide cuentas", advertía. Baisárov afirmaba que había venido a la capital de Rusia a recabar el apoyo del SFS y del Ministerio del Interior para su destacamento, una formación de cerca de 100 personas, sitiadas durante varios meses por los hombres de Kadírov en Grozni.

La fiscalía chechena, habitualmente indiferente ante las desapariciones, acusó a Baisárov de haber asesinado en 2004 a una familia de 10 personas, cuyos cadáveres fueron encontrados este año en una fosa común. Baisárov atribuyó estas muertes a la gente de Kadírov, que habían desenterrado los cadáveres, según él, con la misma facilidad con que los habían enterrado.

Kadírov niega aspirar al puesto de presidente de Chechenia, pero todo indica que está ansioso de sustituirlo. Sus allegados exhortan y presionan públicamente a Aljánov para que le ceda el puesto y el Kremlin ha tratado de mantener un equilibrio entre los dos.

La periodista Yulia Kalínina, conocedora de la situación en Chechenia, escribía recientemente que Kadírov se resistía ferozmente a que los miembros del destacamento de Baisárov fueran integrados en Interior. La razón es que mientras no estaban integrados en estructuras oficiales y con derecho a llevar armas, eran susceptibles de ser arrestados o liquidados como miembros de bandas armadas.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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