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Reportaje:El edificio más alto de Andalucía

¿Arquitectura-espectáculo?

José Ramón Sierra apuesta por la creación de comisiones que controlen la calidad de los proyectos al igual que las de Barcelona

Margot Molina

El concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla, Emilio Carrillo, mantiene que los límites que establece el nuevo plan urbanístico de la ciudad para la zona sur de La Cartuja son "inamovibles": un "máximo de edificabilidad de 68.000 metros cuadrados", de los que no podrá dedicarse a usos comerciales más de 48.000. "La única explicación que encuentro para justificar que los estudios invitados al concurso superen todos los 80.000 metros cuadrados construidos es que estén contabilizando zonas de acceso, porches y entradas, en el total", añade.

Los datos que la empresa promotora facilitó a los estudios arquitectónicos ya se despegaban de los límites municipales: se les propuso una edificabilidad para el uso de oficinas que podía llegar hasta los 66.500 metros cuadrados y otros 18.500 metros cuadrados para servicios. En total, 17.000 metros cuadrados más que lo previsto en el PGOU. El proyecto de la empresa incluye también la construcción de un aparcamiento subterráneo con 2.500 plazas para los usuarios de la torre y otras 1.500 plazas rotatorias para otros empleados de La Cartuja.

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Aunque la decisión final la tomará Puerto Triana, Urbanismo analiza los proyectos para confeccionar el plan especial para la zona. "Tenemos el compromiso de llevar el Plan Especial Puerto Triana para su aprobación al consejo de gobierno local del 11 de diciembre", asegura Carrillo. "Nuestro equipo ha estudiado, hasta ahora, las propuestas de Pelli, Valode et Pistre y Arquitectónica. De éstas, la torre diseñada por César Pelli es la que presenta menos dificultades técnicas. El trabajo de Arquitectónica es de una gran esbeltez y belleza, pero lo consideramos el de mayor dificultad técnica; mientras que en la torre del estudio francés creemos que la antena tan alta (220 metros) acarrearía problemas medioambientales y no cumple las ordenanzas de telecomunicaciones de Sevilla", añade.

Para el arquitecto José Ramón Sierra, autor de la rehabilitación del Monasterio de Santa María de las Cuevas, entre otros proyectos, las propuestas presentadas por los cinco estudios son "superficiales y carecen de interés". "Me da la impresión de que son trabajos que están por debajo de la capacidad de sus autores, puesto que todos tienen obras de gran calidad. Parecen proyectos realizados para epatar", argumenta Sierra. Según el arquitecto y artista plástico, si en el encargo se pide una arquitectura singular se está apostando por la "arquitectura-espectáculo". "Un proyecto de esta envergadura no debe resolverse como un encargo entre particulares. Los arquitectos proponen un edificio singular porque es lo que le han pedido. Pero la ciudad debería de dotarse de algún instrumento que le permitiese garantizar la calidad arquitectónica de sus grandes proyectos. No se trata sólo de que se cumpla el PGOU, sino de velar por la calidad", arguye Sierra, quien también es profesor en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Sevilla.

En este sentido, José Ramón Sierra pone de ejemplo al Ayuntamiento de Barcelona, que ha creado comisiones de calidad para los distintos distritos de la ciudad. Sierra forma parte de la comisión del centro histórico Ciudad Vieja y Ensanche. Cada comisión está integrada por dos arquitectos locales, otro de fuera de la ciudad, un ingeniero y una persona del mundo cultura. "Estas comisiones dan un informe sobre la calidad del proyecto y cuenta con profesionales tan prestigiosos como Ricky Burdett que es el director de esta última Bienal de Arquitectura de Venecia", afirma. Para Sierra, en el caso de la torre de Puerto Triana la altura es "un tema secundario". "Lo que debemos aclarar es sí esa torre es una necesidad de la ciudad de Sevilla o un acto propagandístico", concluye.

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En opinión del arquitecto Francisco Torres, autor de la rehabilitación del palacio de Altamira en Sevilla, el problema del concurso no radica en la altura del edificio sino en su integración en el entorno. "No tengo demasiada información de los anteproyectos pero, en principio, no me atrae ninguno. Las imágenes que he visto me desanimaron a analizarlos. Creo que los edificios, cuanto más grandes deben ser más simples. Lo que se nos ha ofrecido parece arquitectura de segundo orden", sentencia.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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