58 vacas y un ganadero, inmovilizados
Salvador Nieto sostiene que la vía pecuaria por la que lleva diez años trasladando a sus reses ha sido cerrada
Una manta de agua cae sobre Salvador Nieto y sus 58 vacas. El chubasquero y las botas del ganadero, trashumante dos veces al año, están salpicados por una mezcal de barro y paja. El fango procede del camino embarrado de la colada de Los Torrilejos, una vía pecuaria situada entre los pueblos cordobeses de Posadas y Hornachuelos. La paja ha tenido que traerla en un remolque para que coman sus reses, inmovilizadas desde el viernes en ese camino perdido. Salvador y sus 47 vacas y 11 terneros no pueden continuar su ruta porque la colada está cerrada. Y allí, a mitad de camino, dice un empecinado Salvador que se quedará hasta que alguien le ofrezca una solución.
Pide que le aclaren por dónde debe llevar a sus vacas hasta la finca que tiene arrendada para el invierno. También pide la ayuda de algún ciudadano generoso que vigile sus reses durante el día. Su padre le echa una mano durante algunas horas. Pero las noches las pasa Salvador, de 32 años, en el camino, durmiendo dentro de su cuatro por cuatro. "Mis dos hijos ya no me ven, preguntan que dónde está su padre".
"Me ofrecen volver. ¿Pero qué hago con las vacas? No tengo nada para darles de comer"
Valla
Esta extraña historia comenzó el viernes pasado. Salvador agrupó a sus 58 cabezas de ganado y comenzó a recorrer los alrededor de 20 kilómetros que conducen hasta la finca en la que pastarán sus animales durante el invierno. Caminos de tierra, algunos trechos de asfalto y el ganadero llegó a la colada de Los Torrilejos. Pero no pudo continuar por ese camino porque una valla candada se lo impidió.
"Llevo diez años utilizando la misma vía pecuaria dos veces al año... Siempre he pasado por aquí y existe un mapa de 1958 del Ayuntamiento de Posadas en el que se reconoce este camino", afirma Salvador. El mismo viernes, el ganadero denunció su situación ante la Guardia Civil, que no le ofreció una solución concreta. Salvador también se dirigió a la Oficina Comarcal Agraria. Les remitió un escrito y, diligentemente, los técnicos le respondieron que ese problema no era de su competencia. "Me han ofrecido ampliar la guía pecuaria
[el permiso que tienen que tener los ganaderos para movilizar a sus animales] por si quiero regresar con las vacas. ¿Pero allí qué hago con ellas? No tengo nada para darles de comer".
Así que el ganadero remitió a principios de semana un escrito a la Delegación de la Consejería de Medio Ambiente detallando su problema. Dice Salvador que esta vía pecuaria se encuentra en un "proceso de deslinde", algo así como un rediseño de la ruta. Sostiene también, que el camino alternativo que tendría que atravesar "está impracticable y también cerrado en varios tramos". Así que no se moverá de allí hasta que le digan por dónde puede conducir a sus animales.
El delgado de la Consejería de Medio Ambiente, Luis Rey, admitió ayer que los técnicos están estudiando el caso. No pudo ofrecer datos concretos sobre el proceso de deslinde de esta vía pecuaria, aunque sí admitió que se está barajando la posibilidad de que se exija al dueño de alguna finca que quite el candado para que las 58 vacas de Salvador puedan continuar su camino. Luego, se analizará con tranquilidad el problema y se decidirá si el nuevo trazado propuesto es el adecuado o no.
Pero ayer nada se había decidido. Salvador y su padre continuaban en mitad de la colada enfangada con las reses. "Ellas no entienden de nada, ni de caminos ni de candados". El ganadero se queja de que las vallas están acabando con la trashumancia.
Problema antiguo
El problema de Salvador no es ni mucho menos algo nuevo en la provincia de Córdoba. El 23 de noviembre de 2001 ecologistas, ciclistas y senderistas constituyeron la plataforma A desalambrar. Nació con el objetivo de recuperar, difundir y proteger las vías pecuarias, veredas y caminos públicos que, en su opinión, están siendo "usurpados por parte de terratenientes". El ámbito de actuación, en principio, era sólo la sierra y la campiña del término municipal de Córdoba, aunque situaciones similares se dan en el resto de la provincia. Dice la plataforma que el 80% de los 1.300 kilómetros de caminos públicos de Córdoba se han cerrado.
Salvador, empapado en agua, insiste en que los propietarios que cierran con candados sus fincas van a terminar con su oficio de trashumancia. El ganadero explica que, a principios del mes de julio, pasó con sus vacas por la colada y que no encontró ningún problema. "Desde 1996 hago el mismo recorrido, incluso, las vacas saben ir solas, pero ahora las tengo ahí paradas y no tienen pasto que comer". Salvador dice que está exhausto.
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