Se busca consenso para salir de Irak
Ex asesores de Bush padre y Clinton aportan su experiencia para revisar el plan sobre la guerra
Hace ocho meses, cuando el Capitolio anunció la formación del Grupo de Estudio de Irak para tener "una valoración independiente de la situación", y el Gobierno respaldó la iniciativa, nadie pensó que se iba a convertir en el faro para iluminar la vía de salida de la guerra. Ahora, con la estrategia sobre el conflicto en plena revisión por parte de la Casa Blanca, el Congreso y el Pentágono, todos los ojos miran al Grupo presidido por el secretario de Estado James Baker. ¿Qué une a sus miembros? Los 10 son personalidades que aportan madurez y espíritu bipartidista al debate sobre el cambio de política, y todos ellos proceden de los equipos de Gobierno de Bush padre y de Bill Clinton: la veteranía y el consenso para salir lo mejor posible de la guerra.
Irak ha sido uno de los puntos centrales en la campaña electoral, pero el choque propagandístico impidió un debate serio sobre la situación: Bush, que era tan consciente del deterioro que tenía listo -con años de retraso- el cese del responsable del Pentágono, Donald Rumsfeld, se limitó a decir que la victoria es fundamental para un Irak democrático, la estabilidad de Oriente Próximo y la seguridad de EE UU; los demócratas, aun conscientes del malestar nacional por la guerra, la falta de horizonte y la muerte de más de 2.800 soldados, no ofrecieron alternativas.
El Grupo "no va a aportar soluciones mágicas, porque no las hay", señala Phil Gordon, de la Brookings Institution, pero sus recomendaciones llegan en el momento adecuado, cuando la Casa Blanca admite que es necesario "renovar la perspectiva", Bush asegura estar dispuesto a escuchar "ideas nuevas" y los mandos revisan lo hecho hasta ahora para "determinar qué es lo que no funciona bien y habría que cambiar", en palabras del general Peter Pace. Las recomendaciones podrían no ser revolucionarias -cumbres internacionales, negociación con insurgentes, implicación de Irán y Siria- "pero nos van a dar otra perspectiva de lo que se puede conseguir y de cuál debe ser el papel de los militares en el marco de una estrategia general", según P. J. Crowley, del Centro para el Progreso de América.
James Baker (secretario de Estado con Bush padre y jefe de Gabinete y secretario del Tesoro con Ronald Reagan) es el motor del Grupo y rentabilizará su experiencia y su perfil de intermediario. Como buen realista en política exterior, no compartió la deriva neoconservadora posterior al 11-S, pero es viejo amigo de los Bush: igual que contribuyó decisivamente a que las elecciones de 2000 en Florida se decantaran a favor de los republicanos, ha atendido la petición del presidente número 41 para ayudar a salir del atolladero a su hijo, el presidente número 43.
El ex congresista Lee Hamilton, que presidió el Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara y copresidió la comisión del 11-S, ha ganado mucho peso en el Grupo tras la victoria demócrata de hace una semana. Es pragmático y gran defensor del bipartidismo. Además de Baker y Hamilton, hay otras cuatro personalidades vinculadas a los demócratas y cuatro a los republicanos:
Leon Panetta fue jefe de Gabinete de Bill Clinton y siguió siendo clave para el ex presidente. Pertenece al Centro para el Progreso de América y ha aportado dosis de realismo sobre las enormes complicaciones que existen en Irak.
Vernon Jordan es un empresario negro clave en la formación del primer Gobierno de Bill Clinton y que se mantuvo como asesor de la Casa Blanca.
William Perry es profesor en el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Stanford. Aporta su experiencia militar e internacional.
Charles Robb fue gobernador de Virginia y después senador demócrata. Es asesor de diversos organismos públicos y privados relacionados con inteligencia, política exterior y control de armas.
Lawrence Eagleburger ha sustituido a Robert Gates, que irá al Pentágono. Diplomático y mano derecha de Baker, fue el último secretario de Estado de Bush padre.
Sandra Day O'Connor se jubiló en enero como magistrada del Tribunal Supremo, donde llegó hace 24 años nombrada por el presidente Reagan. Es una conservadora moderada con enorme prestigio por su pragmatismo.
Alan Simpson, ex senador republicano por Wyoming, es, como el demócrata Robb, un centrista. Dirigió el Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de Harvard y ahora está en la Universidad de Wyoming.
Edwin Meese fue responsable de Justicia en el segundo Gobierno de Ronald Reagan y se destacó en iniciativas internacionales contra el terrorismo, el narcotráfico y el crimen organizado.
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