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El futuro de Oriente Próximo | La guerra de Irak

Blair propone una "estrategia global" para resolver el conflicto de Oriente Próximo

El primer ministro británico quiere negociar con Irán y Siria y resolver la cuestión palestina

El primer ministro británico, Tony Blair, abogó anoche por incorporar a Irán y Siria en una "estrategia global" para solucionar los problemas de Oriente Próximo, incluida la cuestión palestina a Irak. Blair, que lanzó ese mensaje en su discurso anual sobre política exterior en la City de Londres, parece querer aprovechar la debilidad política de George W. Bush para arrastrar al presidente de EE UU a una visión más flexible de los problemas del mundo. Bush, que se reunió ayer durante casi hora y media con el Grupo de Estudios de Irak, dirigido por el ex secretario de Estado James Baker, señaló que "tener éxito en Irak no sólo es importante para la seguridad de EE UU, sino para la seguridad de Oriente Próximo".

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No es la primera vez que Blair defiende un acercamiento diplomático a Siria e Irán. Pero el hecho de que centrara en ese mensaje gran parte de su discurso de ayer en el Guildhall, el antiguo ayuntamiento de la City -un discurso anual en el que primer ministro británico suele lanzar sus grandes prioridades en política exterior- se interpreta en Londres como una directa presión a Bush para que se engarce en una especie de diálogo que en otras circunstancias el presidente norteamericano hubiera considerado tabú.

"Gran parte de la respuesta a Irak no está Irak, sino fuera, en los países de la región, donde florece el extremismo y la propaganda. Por eso hay que llevar a cabo lo que llamo una estrategia global para Oriente Próximo", señaló Blair. "Igual que evoluciona la situación en Irak tiene que evolucionar nuestra estrategia", agregó.

No es una coincidencia que el presidente se reuniera ayer con el Grupo de Estudios de Irak, compuesto por parlamentarios republicanos y demócratas para buscar salidas a la crisis iraquí. Y no es tampoco una cuestión meramente casual que Blair vaya a dirigirse hoy a ese grupo mediante una videoconferencia que unirá Washington con su despacho en Downing Street, con el objetivo de que los congresistas norteamericanos "estén plenamente informados de las ideas del Reino Unido", según el portavoz del primer ministro.

Para Blair, que quiere centrar sus esfuerzos en sus últimos meses como primer ministro en hacer avanzar el proceso de paz en Palestina, tanto Siria como Irán pueden desempeñar un papel crucial. Pero lo importante no es tanto que lo diga él, sino que lo acepte Bush, que ve a los Gobiernos de ambos países como parte esencial del problema de la zona.

Blair quiere que Irán y Siria jueguen "un papel mucho más constructivo" y defendió una estrategia de "regionalizar los esfuerzos de paz" al llamar a estos países a asumir sus responsabilidades y dejar de apoyar al terrorismo, incluyendo Irak. Su argumento es que "Irak no puede ser visto de manera aislada". Blair dejó claro también no sólo las ventajas que para todos puede tener la colaboración de estos países, sino las consecuencias que puede tener lo contrario.

El primer ministro británico defendió también con ardor el vínculo transatlántico y el doble vínculo del Reino Unido con Estados Unidos y con la Unión Europea. "Nuestra alianza con América y nuestra pertenencia a la UE es exactamente lo que necesita el Reino Unido. Por eso, el antiamericanismo o el euroescepticismo no son sólo una tontería, son la mejor manera de destruir nuestros auténticos intereses nacionales", dijo. Y añadió: "Cuando la gente dice que quiere una política exterior británica yo digo que por supuesto que sí, pero hoy la única política exterior británica que funciona es la que se basa en alianzas fuertes".

Por su parte, Bush no quiso dar detalles de su encuentro con los 10 miembros del Grupo de Estudios de Irak. Dijo que "está deseando" conocer los resultados de su trabajo y que había quedado "impresionado" con las preguntas que le habían hecho.

"Quieren que haya éxito en Irak, que es lo que queremos todos". El objetivo sigue siendo, añadió, que haya en Irak "un Gobierno que puede sostenerse y defenderse y que sea un aliado en la guerra contra el terror". A los demócratas, un par de mensajes: "Es interesante que empiezan a entender que con la victoria viene la responsabilidad; estoy deseando trabajar con ellos para lograr objetivos comunes". Pero, advirtió Bush ante las declaraciones demócratas que urgen la disminución de las tropas en Irak, "las mejores opciones militares dependen de las condiciones sobre el terreno".

Carl Levin, que presidirá desde enero el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, insistió ayer en que hay que presionar al Gobierno iraquí con la retirada: "No podemos salvar a los iraquíes de sí mismos. Depende de sus dirigentes: ¿Quieren una nación o quieren una guerra civil?".

El senador, que acusó al Gabinete iraquí y a su primer ministro de no cumplir los compromisos, reiteró que la mejor forma de presionarles es con un calendario de retirada: "Tenemos que acentuar su responsabilidad, y la manera de hacerlo, probablemente la única, es dejarles saber que dentro de cuatro o seis meses vamos a empezar un repliegue gradual de nuestras tropas". Levin dijo también que esta deseando conocer tanto las recomendaciones del Grupo -que hoy se reúne con los líderes demócratas- como el resultado de la revisión estratégica que el Pentágono está llevando a cabo desde finales de septiembre.

Según lo filtrado hasta hora, en las opciones que maneja el Grupo no se contempla ni una retirada inmediata ni la división de Irak en tres partes, de acuerdo con su composición étnica. Las recomendaciones tendrían que ver más con la presión sobre el Gobierno de Bagdad para que reparta el poder político y económico entre los grupos étnicos y ponga fin al conato de guerra civil que representan las matanzas de las bandas armadas y con la necesidad de negociar la estabilidad de Irak con los países vecinos, Siria e Irán, quizá en el marco de una conferencia internacional. Bush, en su encuentro de ayer con el primer ministro de Israel, dijo que EE UU confía en que pueda haber progresos hacia la paz, pero que Siria "no debe amparar a grupos terroristas" y tiene que ayudar a Irak.

Los miembros del Grupo se entrevistaron también con el vicepresidente, Dick Cheney, con la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y con el consejero de Seguridad, Stephen Hadley. Hablarán también con el director de Inteligencia Nacional, John Negroponte, el jefe de la CIA, Michael Hayden, el todavía secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, el general George Casey, responsable del despliegue en Irak, y el embajador de EE UU en Bagdad, Zalmay Khalilzad.

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