La Excepción llega con su 'hip-hop' gitano mientras Madrid se llena de jazz
El resplandor de las figuras que se acercan esta semana hasta el Festival de Jazz de Madrid, con Jamie Cullum o Antony & The Johnsons de estrellas emergentes, no es suficiente para eclipsar en otro foro la presencia de La Excepción, el trío madrileño que con un toque gitano de la colonia de Pan Bendito, ha dado un vuelco al hip-hop nacional. Además, Lluis Llach se despide del público madrileño tras anunciar una retirada temporal de los escenarios. El humor musical lo pone el doblete del uruguayo Leo Masliah; el pop más o menos intimista, The Wedding Present, Dayna Kurtz, Josh Rouse y The Blasters; Cómplices y Coz se refugian en el ciclo Red es Música.
- 'Rap' de arrabal. Es el mejor grupo del mundo en lengua castellana; o, al menos, eso es lo que piensan este año los de la MTV europea, que acaba de galardonar por eso a los madrileños La Excepción. El trío se formó hace años en Pan Bendito (Carabanchel), entre el suburbio, la vida marginal y las ganas de disfrutar de la vida. Rapean con acento gitano y cuentan cosas del barrio en clave de barrio. Con su estilo y manera de ser, muy alejados de la arrogancia propia del género, han dado un nuevo aire al hip-hop español y ahora presentan por fin en Madrid su segundo disco, el genial, Aguantando el tirón, publicado hace ya unos meses.
- Viejo y nuevo jazz. En una semana tan repleta de grandes actuaciones como ésta, acaso sea la de La Excepción la más recomendable de todas en cuanto a ejemplo vital que supone, por muy grande que sea el Festival de Jazz, cuya lista de conciertos es abrumadora. Emerge el joven Jamie Cullum, un artista con veintipocos años que es tratado como una figura del pop. Sin embargo, con su piano y su voz, conoce todos los resortes del jazz clásico y del swing. Ya encandiló a la parroquia madrileña hace un año y ahora regresa como una de las atracciones del festival, todo un reconocimiento habida cuenta que en su cartel está esta semana la big band de Matthew Herbert, antes comprometido con la electrónica; el trío del pianista y saxofonista Keith Jarret; el guitarrista y cantante brasileño João Bosco junto al pianista dominicano Gonzalo Rubalcaba; el homenaje a Dizzy Gillespie por parte del trío del pianista Kenny Barron; y otra sublime tanda de jazz abolerado a cargo de la genial Martirio.
Y todo sin contar el que se despliega por los bares de directos, verdaderos artífices de que el jazz sobreviva en Madrid año tras año. El grueso de festival se completa esta semana, con la ambigua personalidad de Antony & The Johnson, que, aunque no es precisamente muy jazzero, es un artista ante el que es imposible mostrar indiferencia.
- Estados de ánimo. Con su sobrio espectáculo i., Lluis Llach, tan mediterráneo, se despide por una larga temporada de los escenarios. Una jubilación anticipada y voluntaria que deja huérfanos a un buen número de personas que sólo en él encuentran el bello bálsamo con el que salir de la mediocridad reinante.
Estos días también dan para la introspección, para la que puede servir la música de Dayna Kurtz o Wedding Present; para la risa inteligente, Leo Masliah mediante; para el apabullamiento gótico, con Evanescence a la cabeza; para la extroversión, con Arrested Development, y para hartarse de placer con los ecos orientales del virtuoso artista armenio Arto Tuncboyaciyan.
- En la distancia corta. Hace un mes, el cantautor Manolo Tena, abrió el ciclo Red es Música que a lo largo de varias semanas se desarrollará en el teatro Bellas Artes. Se trata de disfrutar en un pequeño recinto, de artistas consagrados. El lema es "ni ruidos, ni copas: sólo música", y habría que añadir "ni pisotones, ni empujones", tan típicos de los grandes recintos. Así que la distancia corta es lo adecuado para ver hoy mismo al dúo vigués, pero establecido en Madrid, Cómplices. Formado a finales de los ochenta, presentan ahora su último disco Hello, mundo cruel, un guiño cínico a la dura realidad actual. Mañana acuden a Red es Música los veteranos Coz -autores de la popular canción, Las chicas son guerreras- con su rock de apariencia dura, pero ingenuo en su interior.
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