El número de abortos que se practica en Cataluña se incrementa el 60% en 10 años
El 96,5% de las interrupciones se acogen al supuesto de peligro para la salud de la mujer
El año pasado se practicaron en Cataluña más de 18.400 abortos, lo que supone un incremento del 60% respecto a hace una década y casi el triple que en 1990. Las estadísticas evidencian que el 96,5% de las interrupciones se realizan en una docena de clínicas privadas que están homologadas por la Generalitat y que este porcentaje corresponde siempre a mujeres que se acogen al tercer supuesto que prevé la legislación española: cuando existe riesgo para la salud física o mental de la madre y existe el informe de un médico o de un psicólogo que lo avale.
Salud pronostica que la tasa seguirá creciendo hasta equipararse a la media europea
La Generalitat registra desde 1987, dos años después de la despenalización, todas las interrupciones voluntarias del embarazo que se practican en Cataluña. "Los datos oficiales desmienten muchos estereotipos sobre las mujeres a las cuales se les practica un aborto. Hay adolescentes, pero también mujeres premenopáusicas que ya tienen hijos y jóvenes a las que les ha fallado un método anticonceptivo", explica Cristina Martínez, responsable de los centros de atención sexual y reproductiva del Instituto Catalán de la Salud en Barcelona. Lluís Torralba, subdirector de Recursos Sanitarios de la Generalitat, recuerda que el cuestionario que rellenan las mujeres es "anónimo" y que, por tanto, "la confidencialidad está garantizada".
La estadística de la Generalitat indica que en 2005 la media de la gestante que abortó fue de 27,3 años. De todas las solicitantes, casi el 80% tenían entre 20 y 34 años. El perfil más frecuente en la actualidad es el de una mujer soltera, sin pareja, con estudios primarios y secundarios, sin hijos y que aborta por primera vez. Ese perfil ha evolucionado, ya que años atrás la gran mayoría de las solicitantes estaban casadas, tenían hijos y más de 30 años.
De todas las mujeres a las que se practicó un aborto en 2005, el 5,7% eran extranjeras; casi el 60%, nacidas y residentes en Cataluña, y un tercio, inmigrantes. En este grupo predominan las de origen latinoamericano que llevan menos de cinco años viviendo en Cataluña.
En 2005 el número de interrupciones de embarazo por cada 1.000 mujeres se situó en 11,22, una cifra muy inferior a la media europea, explica Torralba. En 2004, la tasa fue del 20,0 en Suecia y el 17,8 en Inglaterra y Gales. En Estados Unidos, se situó en el 20,9 durante 2002.
La legislación española permite el aborto en caso de violación, si se detectan malformaciones del feto o si la vida o la salud física o mental de la madre corre peligro. En el primer supuesto la mujer sólo puede abortar dentro las 12 primeras semanas de gestación y previa denuncia contra su agresor. En caso de malformaciones, la interrupción se puede practicar hasta la vigesimosegunda semana del embarazo, y en el tercer supuesto, no hay límite de tiempo de gestación, aunque debe existir un informe médico que lo avale. Según las estadísticas oficiales, el 96,5% de las mujeres que abortan declaran el tercer supuesto.
Pero ¿por qué, existiendo métodos anticonceptivos y la píldora poscoital -la llamada pastilla del día siguiente-, sigue incrementándose el número de abortos? "Ningún método anticonceptivo es cien por cien fiable, exceptuando la esterilización: ligadura de trompas y vasectomía", recuerda Martínez. En este sentido destaca la importancia de fomentar hábitos saludables sexuales entre la población juvenil, sobre todo el uso del preservativo.
"Hay personas que cuentan con información, pero que luego, en determinadas circunstancias, no tienen una actitud responsable. La baja autoestima de muchas chicas influye en ello. Su pareja les pide tener una relación sexual sin preservativo y ceden. Si no se valoran a sí mismas, no ven la necesidad de cuidarse". explica Cristina Martínez. "Aún existen muchos prejuicios en contra de los métodos de barrera y la Generalitat está trabajando en la materia para combatir los malos hábitos", reconoce Torralba.
Debate reabierto
La televisión pública danesa emitió hace unos días un reportaje en el que denunciaba que en Barcelona hay clínicas privadas que practican abortos ilegales a mujeres en avanzado estado de gestación. Este reportaje lo registró una periodista danesa supuestamente embarazada de siete meses que acudió a una clínica simulando que quería abortar. El caso ha acabado en los tribunales y actualmente lo está investigando un juzgado. Fuentes judiciales han explicado que probablemente acabe archivado, ya que el médico que atendió a la mujer no puede haber cometido delito si en realidad no estaba embarazada.
Grupos neoconservadores vinculados a la jerarquía eclesiástica han aprovechado la emisión del reportaje para asegurar que la legislación española es demasiado permisiva en determinados supuestos y que no se cumple. También han denunciado que en Barcelona existe el llamado "turismo abortivo": mujeres de toda la Unión Europea viajan a la ciudad para interrumpir artificialmente su embarazo.
"En Francia y los Países Bajos, el aborto es libre durante en las primeras semanas de gestación, algo que no ocurre en España", recuerda Martínez, quien subraya que hasta 1985 el aborto estaba penalizado. "Sólo las familias con alto poder adquisitivo podían llevar a sus hijas al extranjero. Si no, la opción era acudir a un curandero, que dispensaba infusiones que no funcionaban".
Torralba explica que el Departamento de Salud prevé que el número de abortos siga aumentando. "La tasa catalana se equiparará a la media europea en los próximos años", pronostica Rosa Ros, del Centro Joven de Anticoncepción y Sexualidad.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.