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Tribuna:COYUNTURA NACIONAL
Tribuna
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Inflación y paro a la baja

Las dos noticias más importantes sobre la economía española de los últimos días han sido el avance del IPC de octubre y la encuesta de población activa (EPA) del tercer trimestre. El primero volvió a sorprendernos positivamente, pues esperábamos que la inflación anual se redujera una décima respecto al 2,9% de septiembre, pero lo hizo en tres décimas, situándose en el 2,6%. Al mismo tiempo, Eurostat también daba el flash de la inflación en la eurozona, que se redujo una décima, hasta el 1,6%.

En los últimos meses la inflación se ha reducido en España más que en la eurozona, por lo que el diferencial ha disminuido desde 1,8 puntos porcentuales a comienzos del año hasta un punto en octubre. Ello se explica porque la reducción de la inflación ha provenido casi en su totalidad del componente energético, que en España soporta menores impuestos que en el resto de dicha zona, lo que implica que el peso de la materia prima (el petróleo) en el precio final es mayor. Debido a ello, cuando el petróleo se encarece, el precio final de la energía -y, como consecuencia, del conjunto del IPC- sube más en España en términos porcentuales que en la eurozona, y al revés ocurre cuando, como ahora, el petróleo baja. Ya pasó esto en 1998, cuando el precio del petróleo descendió a unos 10 dólares por barril, lo que fue decisivo para que España pudiera cumplir los criterios de Maastricht e integrarse en la UEM. Realmente fue una gran suerte histórica, pues imagínense qué sería ahora de la economía española sin el paraguas del euro.

En los últimos meses, la inflación se ha reducido en España más que en la eurozona

Gracias al euro, los tipos de interés en España no se han inmutado cuando la inflación ha llegado a duplicar la tasa-objetivo del 2% establecida por el BCE o cuando el déficit de la balanza por cuenta corriente ha llegado a sobrepasar cualquier nivel conocido desde hace siglos. Tampoco se ha tambaleado la peseta. Y gracias a todo ello, y a la inmigración, la economía crece y se crea empleo como nunca se ha creado en España.

Según la EPA, en el tercer trimestre había unas 700.000 personas ocupadas más que en el mismo periodo del año anterior, un 3,7% más. Es cierto que esta tasa mantiene una notable tendencia a la baja en los dos últimos trimestres (véase el gráfico izquierdo), pero ello se debe al proceso de regularización de inmigrantes, que provocó una aceleración ficticia de los ocupados entre el segundo trimestre del pasado año y el primero del actual. Si calculamos las variaciones trimestrales (previa desestacionalización de los datos), el número de personas ocupadas viene creciendo en los tres últimos trimestres de forma estable en torno a una tasa anualizada del 3,4%, lo que da pie a pensar que el PIB crece, al menos, unas pocas décimas por encima.

La oferta de trabajo (población activa) también crece a un fuerte ritmo, pero algo menos que la demanda (población ocupada), por lo que la tasa de paro desciende lentamente, situándose unas décimas por encima del 8% y próxima a la media de la eurozona (gráfico central). Nuestra ambición debería ir más lejos que alinearnos con la eurozona y deberíamos perseguir tasas como la de Estados Unidos (4,7%). Para eso hacen falta reformas del mercado laboral más valientes que las llevadas a cabo hasta ahora, algo que parece atragantarse a los gobiernos, sindicatos y a gran parte de la sociedad. Lástima.

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).

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