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El desafío nuclear de Corea Norte

Corea del Norte acepta negociar de nuevo el fin de su programa atómico

China asegura que Pyonyang renunciaría al arma nuclear a cambio de garantías de seguridad

La crisis norcoreana bajó ayer un grado de tensión, después de que Washington y Pekín aseguraran que Corea del Norte ha aceptado regresar a las conversaciones multilaterales para el desmantelamiento de su programa nuclear. El anuncio se produjo después de la reunión secreta que mantuvieron en la capital china representantes de los Gobiernos de los tres países. En el encuentro, Pekín logró que ambos enemigos renunciaran a parte de las condiciones que habían impuesto para volver a las negociaciones, que se encuentran paralizadas desde noviembre del año pasado.

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El acuerdo es un éxito diplomático para el Gobierno chino, que recibió un fuerte varapalo por parte de Pyongyang cuando el 9 de octubre realizó la primera prueba nuclear de su historia, culminando medio siglo de búsqueda de la bomba atómica. Pekín -principal suministrador de ayuda al régimen de Kim Jong-il- le había advertido que no efectuara la prueba.

La consiguiente aprobación de sanciones económicas a Corea del Norte por parte del Consejo de Seguridad de la ONU y la insistencia estadounidense a Pekín para que las aplicara a conciencia habían sometido a una gran presión al Gobierno del presidente chino, Hu Jintao, que desea evitar a toda costa la desestabilización del país vecino.

Christopher Hill, enviado especial estadounidense en las conversaciones a seis bandas -que también incluyen a Corea del Sur, Japón y Rusia-, aseguró ayer en Pekín que Pyongyang ha reafirmado su compromiso de renunciar a las armas nucleares a cambio de garantías de seguridad y otras concesiones.

Hill dijo que tanto Corea del Norte como EE UU han mostrado flexibilidad. Pyongyang ha aceptado volver a la mesa a pesar de que la Administración de Bush no ha levantado las sanciones financieras que le impuso el año pasado, algo que para el régimen de Kim Jong-il era condición previa imprescindible. A cambio, Washington se ha comprometido a discutir el tema en las negociaciones multilaterales. Hasta ahora, había asegurado que eran dos asuntos totalmente independientes.

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El Gobierno chino confirmó la reanudación de las conversaciones, que, según Hill, podrían producirse este mes o el que viene. "Las tres partes han acordado continuar con las conversaciones a seis bandas en un futuro próximo", dijo Pekín en un breve comunicado.

Rusia y Corea del Sur saludaron el acercamiento de posiciones. "Nos produce alivio", aseguró Yang Chang Seok, portavoz del Ministerio de la Unificación, citado por la agencia surcoreana Yonhap. Seúl añadió que espera que las conversaciones se reanuden lo antes posible. Alexander Alexeyev, viceministro de Exteriores ruso, calificó el anuncio de "extremadamente positivo". La reacción de Japón, que mantiene unas agrias relaciones con Corea del Norte y le ha impuesto por su cuenta duras sanciones, fue más escéptica. Saludó el paso, pero dijo que hay que tomarlo con cautela.

La crisis nuclear estalló en octubre de 2002, cuando EE UU acusó a Corea del Norte de tener un programa atómico secreto, en incumplimiento de lo que habían acordado en 1994 a cambio de ayuda. Washington suspendió el envío de combustible, y como reacción Pyongyang abandonó el Tratado de No Proliferación nuclear (TNP). En septiembre del año pasado, el Norte aceptó -en el marco de las conversaciones a seis bandas, que Pekín inició en 2003- abandonar sus programas de armas nucleares, volver al TNP y permitir el regreso de los inspectores de la ONU a cambio de ayuda y garantías de seguridad. Los otros países aceptaron "respetar" la petición norcoreana de poder tener energía atómica de uso pacífico.

Pero el acuerdo se fue al traste en noviembre después de que, entretanto, Washington restringiera el acceso norcoreano al sistema financiero internacional, como castigo por falsificar dólares y blanquear dinero. Hill advirtió ayer que el camino para llegar a una solución definitiva de la crisis "es aún largo", y citó las restricciones financieras en vigor como seguro de que Pyongyang cumple cualquier compromiso de desarme que pueda aceptar.

Mañana, más información sobre la situación interna en Corea del Norte en el suplemento de The New York Times

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