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Un estudio vincula estrés y adelanto de la pubertad

El estrés en los niños, como el causado por la separación de los padres o por un padre ausente, parece ser un factor acelerador de la pubertad, según un trabajo publicado en The Journal of Epidemiology and Community Health. Los autores del trabajo señalan que el hecho de que políticos, profesores, y a menudo los padres, no reconozcan estos cambios físicos y emocionales no hace más que aumentar el estrés de los adolescentes y deteriorar la salud física y mental de los adolescentes.

Los autores, del Centro de Salud Pública de la Universidad de Liverpool John Moores, afirman que el inicio de la pubertad se ha adelantado de forma constante durante los últimos 150 años, y que se ha anticipado en tres años durante el último siglo, a consecuencia de las medidas de la sanidad pública y de una mejora en la nutrición.

El adelanto de la madurez sexual no lleva emparejada una mayor madurez social

Pero también es debido al estrés, en el que la separación, el divorcio o la ausencia de los padres puede ser "uno de los factores más eficaces", escriben. Las tasas de divorcio y de padres solteros han aumentado con rapidez en muchos países, señalan.

A pesar de la edad más temprana a la que los niños alcanzan la pubertad, el grado de autonomía de los jóvenes no se ha desarrollado en paralelo, "lo cual ha abierto una brecha cada vez mayor entre la pubertad física [los cambios corporales] y la social

[cuando pueden tomar decisiones por sí mismos]", escriben.

Esto puede ocasionar, según los autores, una falta de información sanitaria que favorece las conductas perjudiciales, como el sexo sin protección, el abuso de sustancias, la autolesión, la violencia y el acoso a los compañeros de escuela, en lo que las comunidades más desprotegidas serían las más afectadas.

Aunque la sociedad en general quizá prefiera ignorar la pubertad más temprana, el sector comercial está claro que no lo ha hecho, según los autores, y se ha volcado mucho en la imaginería sexual, en la publicidad destinada a los adolescentes.

"Esa publicidad tiene más posibilidades de reforzar la confusión causada por una pubertad física y social separadas que de ofrecer la información necesaria para lidiar con ella", escriben los autores.

"A corto plazo, responder a una pubertad más precoz implica apartarse de las actitudes sociales que equiparan la protección de los niños con que se les considere firmemente afianzados en la infancia mucho después de que haya comenzado su viaje físico a la vida adulta", añaden.

"Aunque es bienintencionada, esa simulación sencillamente les niega la información vital que necesitan para completar esta transición sin perjudicar a su salud", concluyen.

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