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Lula fija el crecimiento y la reforma política como ejes de su nuevo mandato

El presidente brasileño reelecto abre los contactos con los gobernadores y la oposición

Jorge Marirrodriga

Apenas unas horas después de celebrar su triunfo electoral, el presidente reelecto de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, comenzó ayer los contactos con los gobernadores del país, incluyendo los pertenecientes a la oposición. Lula plasma así su deseo de obtener un amplio consenso para inaugurar su segundo mandato con una reforma política, que gira en torno al objetivo de asegurar la fidelidad de los diputados en el voto en el Congreso y garantizar la financiación pública de las campañas electorales, e impulsar el crecimiento económico para combatir la pobreza.

Lula puede contar con la lealtad de 17 gobernadores del total de los 27 existentes
La lucha contra la pobreza seguirá siendo uno de los pilares del nuevo mandato
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Alianza de 18 partidos

Lula quiere aprobar este paquete de medidas en los primeros seis meses de su nuevo mandato, que comenzará el próximo enero.

Con el sistema actual, el Congreso está atomizado en numerosas formaciones políticas que hacen prácticamente imposible que incluso las grandes coaliciones de partidos consigan la mayoría necesaria para sacar adelante proyectos. Además los diputados frecuentemente cambian el sentido de su voto haciendo saltar por los aires las previsiones de los jefes de los grupos parlamentarios.

Éste es el escenario con el que ha gobernado Lula durante su primer mandato, pero el presidente quiere estabilidad en el Legislativo -y la colaboración de los gobernadores- para garantizar el éxito de los dos grandes pilares sobre los que Lula quiere fundamentar su segundo mandato: la lucha contra la pobreza y el crecimiento económico.

De hecho en la noche del domingo electoral -madrugada del lunes en España- el presidente Lula se reunió con miles de simpatizantes en la avenida más emblemática de São Paulo para asegurar, al pie de los grandes rascacielos sede de corporaciones económicas y bancos, que su prioridad en este segundo mandato que concluirá en 2010 serán los pobres.

El mandatario se comprometió a que en 2007 la economía de Brasil crecerá al 5%, justamente el doble del crecimiento anual, que se sitúa en el 2,5%. Uno de los principales reproches que le había hecho durante la campaña el candidato socialdemócrata derrotado, Geraldo Alckmin, es precisamente el bajísimo crecimiento económico en comparación con sus vecinos latinoamericanos.

Exultante por su nueva victoria, Lula prometió que hablará con todos los partidos de la oposición y que "no se excluirá a nadie". Del mismo modo, aseguró que piensa implicarse personalmente en el diálogo con el Congreso brasileño. Pero la negociación con la oposición plantea dos problemas al presidente. El primero de ellos es el amplio abanico de ideologías, matices y exigencias políticas que forman el arco político brasileño, y que están presentes tanto en la Cámara de Diputados y el Senado como en su propio Gobierno. De 33 ministerios existentes, el Partido de los Trabajadores (PT) apenas ocupa 15. Lula debe encontrar interlocutores en el interior de su propia formación que hagan posible el diálogo fluido tanto con la oposición como con los teóricos aliados.

El segundo problema político tiene que ver con la misma formación de Lula, el PT, que en esta nueva estrategia de diálogo deberá perder peso específico en un momento en el que -de forma inminente- van a comenzar los movimientos de cara al reemplazo de Lula para dentro de cuatro años, a la vista de que el presidente ya no podrá presentarse otra vez tal y como marca la Constitución.

La mano tendida de Lula por ahora parece haber tenido una buena acogida entre la oposición. El nuevo gobernador de Minas Gerais, el socialdemócrata Aecio Neves -a quien muchos en el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) consideran presidenciable- se apresuró ayer a declarar que colaborará con el presidente para garantizar la gobernabilidad de Brasil. "Hay un tiempo para elegir y un tiempo para construir. Estaremos en la oposición, pero eso no impedirá que negociemos respecto a una agenda", destacó.

La postura conciliadora de Neves contrasta con la beligerancia mostrada hacia Lula por otros pesos pesados del PSDB, como el ex presidente Fernando Henrique Cardoso, quien ha advertido a Lula que el nuevo Congreso no se va a olvidar de los casos de corrupción que ha arrastrado el Partido de los Trabajadores durante el último año y medio. Lula puede contar con la lealtad de 17 gobernadores del total de 27 existentes en el país, ya que pertenecen al PT o a partidos que forman parte de su coalición de Gobierno.

Mientras, en la poderosa oposición socialdemócrata ya han comenzado las tácticas para sustituir al derrotado Geraldo Alckmin quien, respecto a la primera vuelta de las elecciones presidenciales, en la segunda vuelta del domingo perdió más de dos millones de votos. Neves y el gobernador de São Paulo, Jose Serra, han acordado impedir por todos los medios que las disputas internas en su formación puedan ser aprovechadas por el partido de Lula y que el PSDB de una imagen de desunión como la que dio el pasado febrero para la elección de un candidato presidencial.

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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