"Un país que se cierra a la emigración no se desarrolla"
Daniele Cangialosi no vacila un segundo al calificarse como inmigrante. "Esa palabra define a alguien que vive en un país que no es el suyo, como yo. No veo por qué voy a decir que no lo soy. Quizá a otra gente le suene a un hombre pobre, pero para mi la plabra inmigrante no tiene una connotación negativa".
Sin embargo, Cangialosi pertenece al grupo de los inmigrantes afortunados, de aquellos que se trasladan desde su país de origen a vivir a otro sin ningún tipo de problemas y con la seguridad de un trabajo en condiciones. "Me siento afortunado", reconoce. En su periplo por dos países europeos (Holanda y España) no ha tenido "ningún problema", si acaso, el doctorado realizado en su país de origen (Italia) que está pendiente "de homologación".
"San Sebastián me parece una ciudad a medida del ciudadano, moderna y eficiente"
La vida profesional de Cangialosi le ha llevado por terrenos universitarios, donde se encuentra cómodo y donde cree que se responde más a sus espectativas. Nacido en la capital siciliana, hijo de un empleado de banca y una profesora de escuela secundaria, con una sola hermana, Cangialosi estudió ingeniería química en Palermo y después el doctorado. Con 28 años se mudó a Holanda, donde encontró un trabajo en la Universidad Técnica de Delft. "Desde antes ya tenía la idea de vivir una experiencia en el extranjero", comenta este italiano.
Allí pasó tres años. "No aprendí una palabra de holandés, pero sí castellano", asegura. "Trabajaba en un grupo de investigación de física de polímeros, de plásticos. Muchos de mis compañeros eran españoles y, a través de ellos, conocí a más", explica. Así fue como aprendió castellano, gracias a los amigos "y preguntando mucho".
Una cosa llevó a la otra y, al cabo de tres años, se trasladó a San Sebastián. "En el mundo de la ciencia nos conocemos todos y sabemos en lo que investiga cada grupo", dice. A través de los artículos de revistas especializadas supo de los trabajos que realizaba el grupo del profesor Juan Colmenero de León [director del centro], en la Donostia International Physics Center, sobre "la física de los materialeas plasticos, en particular la mobilidad". "Contacté con él, me hicieron una entrevista y empecé a trabajar en San Sebastián".
El idioma fue lo que le impulsó a dejar Holanda. "Allí siempre estaba con gente extranjera porque no hablaba holandés y no podía comunicarme", indica. Por el lenguaje y por la forma de ser. "No me acostumbré a ellos, a su forma de vida. Aquí me encuentro más a gusto. Ir a un bar y charlar con alguien, eso es algo que en Holanda no pasa", comenta.
Cangialosi espera renovar su contrato con el grupo investigador del Physics Center donostiarra. Al menos esta vez. "Ahora estoy en un post doctorado como investigador con un contrato temporal por tres años. En breve tocará la renovación y me harán otro tipo de contrato", revela.
La vida en la capital guipuzcoana le resulta placentera, la ciudad le parece "a medida del ciudadano, moderna y eficiente", y los vascos "gentiles, directos y francos". Su futuro inmediato pasa por Euskadi: "Si me muevo ya sería para regresar a mi casa".
"Cuando iba a venir sólo sabía que San Sebastián era un sitio con playa y que se hablaba castellano". Ahora sabe que también podría expresarse en euskera, pero aprenderlo le parece "complicado". "El castellano, al tener estructuras similares al italiano y ser parecido, me fue sencillo de aprender. Para el euskera tendría que dedicarle mucho tiempo, y eso es algo que no tengo", admite.
Para Cangialosi, la universidad es el marco adecuado para sus aspiraciones como investigador y, en principio, no contempla su salto a la empresa privada, a pesar de que ya ha tenido ofertas. "La investigación en la universidad te da la oportunidad de profundizar en tu campo,algo que no sucede en la empresa privada. Allí quieren resultados y a corto plazo. Hay una gran necesidad de producir de manera inmediata y rápida. En la universidad, tu curiosidad como investigador es satisfecha", opina.
A pesar de considerarse sin ambages inmigrante, Cangialosi sabe que su caso es muy diferente al de otros miles de ciudadanos extraeuropeos. "Tengo una experiencia diferente, no he sufrido penurias", reconoce. Desde su perspectiva de privilegiado, que no ha tenido ningún problema para ir a un país u otro, Daniele Cangialosi opina que "habría que facilitar más las cosas para que migrara gente" que no ha tenido tanta suerte como él. Tiene claro que la inmigración es una riqueza. "La interacción con otra gente es algo que ayuda al desarrollo de un país, además de a crecer a los habitantes de ese país. Un país que se cierra a los emigrantes no se desarrolla".
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