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Un equipo británico realizará el primer trasplante de una cara completa

Los médicos tienen hasta 30 voluntarios para someterse a la intervención

Si todo sale como está previsto, el equipo de Peter Butler, del Free Hospital de Londres, será el primero del mundo en realizar un trasplante completo de cara. El médico recibió ayer la autorización necesaria. Butler lleva tiempo persiguiendo esta posibilidad (en 2002 afirmó que esperaba conseguirla antes de un año). La autorización del Servicio Nacional de Salud (NHS en inglés) se ha dado sin que se sepa todavía quién será la persona que reciba el trasplante de un cadáver. Según el propio médico, hasta 30 candidatos se han dirigido a él ofreciéndose como voluntarios.

El éxito del trasplante parcial realizado a la francesa Isabelle Dinoire el 27 de noviembre del año pasado fue el acicate definitivo para la intención de Butler. Dinoire recibió la boca, barbilla, nariz y una mejilla de un cadáver, después de que su perro le arrancara parte de su cara mientras yacía inconsciente tras un accidente doméstico. La semana pasada se publicaron unas fotografías en las que Dinoire mostraba su nueva cara.

"La parte más importante del proceso empieza ahora, con la selección del paciente", ha dicho Butler. Aparte de que sean personas que realmente necesiten la intervención -quemados, afectados por un cáncer de mandíbula o con otro tipo de deformación-, uno de los factores determinantes para la selección es que sea una persona capaz de sobrellevar el impacto psicológico de cambiar de rostro.

Dinoire no ha tenido ningún problema con este aspecto. Para ella es más complicado seguir el régimen farmacológico, que implica tomar inmunodepresores toda la vida para evitar el rechazo. Pero la falta de adaptación psicológica ha acabado con otros trasplantes llamativos, como uno de mano realizado a un francés o uno de pene de un chino.

Sin embargo, los expertos afirman que en el caso del trasplante de rostro los rasgos del paciente no se modifican tanto. En la operación se implantan sólo las capas exteriores de los músculos y los vasos sanguíneos, y la estructura de la cara depende más en los huesos, por lo que lo más probable es que el nuevo rostro recuerde al anterior.

Ése fue el caso de un paciente japonés que se regeneró toda su cara en 2004. Entonces, los médicos del Metropolitan Hirro Hospital de Tokio utilizaron un cultivo de la piel del propio paciente. Con ello consiguieron, además, evitar el rechazo al tejido.

Butler ha anunciado que realizará cuatro intervenciones. Aceptará pacientes de Reino Unido e Irlanda, y llevará a cabo cada operación con un intervalo de seis meses. El médico no aceptará niños entre sus voluntarios para evitarse el problema de las autorizaciones.

En 2004 un médico español, Francisco Gómez Bravo, solicitó a las autoridades sanitarias permiso para realizar la operación. Según explicó Bravo, quien se había formado en Estados Unidos y trabaja en la clínica Ruber y en el hospital 12 de Octubre de Madrid, entonces la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos consideró que el procedimiento no era terapéutico -no había caso previos- sino experimental. También entonces Maria Semionov, en Cleveland (Ohio, EE UU) había conseguido el permiso, pero todavía no tiene pacientes.

Ahora, Gómez Bravo ha reiniciado el proceso, confiado en que la experiencia de Dinoire y alguna otra peor documentada de China permitan considerar la operación como una intervención terapéutica, y sólo requerirá el permiso de la Organización Nacional de Trasplantes.

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