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Reportaje:

Dos millones de preguntas al 'zar'

Putin confiesa a los rusos a través de Internet que quiere seguir influyendo cuando deje el cargo

Pilar Bonet

Vladímir Putin reveló ayer que desea mantener su "influencia" sobre la vida y el desarrollo de Rusia tras abandonar la jefatura del Estado en 2008, pero no explicó en calidad de qué se propone ejercerla, cuando acabe su segundo y último mandato. La revelación, efectuada durante un teatral diálogo con sus conciudadanos, reanimó las especulaciones sobre el futuro del dirigente, incluida la posibilidad de que lidere un partido político mayoritario o sea primer ministro.

Desde el Kremlin, Putin contestó a 55 preguntas entre las más de 2,3 millones que le fueron formuladas por Internet, por teléfono y en directo desde puntos de conexión televisiva en representativos escenarios. El espectro geográfico iba desde Najodka, en el Lejano Oriente, hasta Baltisk, la sede de la flota del mar Báltico en la región de Kaliningrado, sin que faltara una escala en la base de la flota del mar Negro, en Sebastopol (Ucrania). Rusia se convirtió así en el escenario de un grandioso espectáculo, cuyos protagonistas parecían ser un pueblo respetuoso y un zar paternal.

La sesión se produjo por quinto año consecutivo y esta vez Putin batió -con dos horas cincuenta y cinco minutos- su propio récord por cinco minutos más que en 2005. Los seleccionados, que recibían una oportunidad única de solucionar sus problemas particulares, como ha ocurrido en anteriores ocasiones (obtener agua corriente o servicio de gas, por ejemplo), tenían como telón de fondo monumentos insignes, iglesias históricas, murallas vetustas y fábricas emblemáticas. Hubo preguntas sobre los problemas sociales, los escasos sueldos y pensiones, la dificultad de adquirir una vivienda, los impuestos, las subvenciones de maternidad, la corrupción local y la ecología.

Temas delicados, como el auge del fascismo, las tensiones interétnicas o el aumento de la delincuencia se trataron de forma cuidada, a veces elíptica. No hubo críticas a los responsables políticos del Estado ni al sistema. Tampoco se mostró interés por la situación de la libertad de prensa, la democracia o por Chechenia.

"¿Qué pasará con nosotros y con el país después de 2008?", preguntó el chófer Arkadi. "Estoy seguro de que todo irá bien", le tranquilizó Putin, quien reiteró que no se presentará a una tercera reelección, porque no quiere "adaptar" la Constitución rusa a sus "intereses personales".

Lavado de imagen

"Pero incluso después de perder las competencias y palancas del poder presidencial, creo (...) que conseguiré conservar su confianza, que es lo más importante que debe valorar el político", señaló Putin. Y continúo: "Utilizando esto, podremos influir juntos en la vida de nuestro país y en garantizar su desarrollo progresivo".

El líder trató de recomponer su imagen después del impacto causado por su apoyo al presidente de Israel, Moshe Katsav, acusado de violar a 10 mujeres. Tatiana Ingaián le pidió que clarificara posiciones sobre el hostigamiento sexual que "también es un problema serio en Rusia", y Putin condenó cualquier tipo de violencia y se pronunció a favor de la protección a la mujer.

En lo que se refiere a Israel, insistió, no obstante, en que se trataba de "un caso especial" ya que, según él, tanto las acusaciones de las 10 mujeres que afirman haber sido violadas como las acusaciones de corrupción al primer ministro están "relacionadas" con la insatisfacción de la sociedad israelí por "las acciones de sus dirigentes en el conflicto de Líbano". "A mi juicio, utilizar instrumentos como la defensa de los derechos de la mujer para resolver cuestiones políticas no relacionadas es absolutamente intolerable, porque esto por sí mismo desacredita la importante tarea de la lucha por los derechos de la mujer", dijo.

Putin lanzó una oferta de protección militar a Ucrania y dijo que Rusia está dispuesta a "mantener conversaciones para prolongar el plazo" de permanencia de la Flota del Mar Negro en Crimea, que concluye en 2017.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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