Apuntes para aprendices de editor
La sesión inaugural de un 'master' universitario desvela cifras y secretos del oficio
No es editor, no escribe libros y, además, proviene del campo enemigo: la televisión. O sea, el economista italiano Riccardo Cavallero (Ivrea, Torino, 1962), consejero delegado desde 2001 de Random House Mondadori, es una rara avis en el sector editorial español. O quizá todo lo contrario, un signo de los nuevos tiempos: impecable corte de traje y una referencia sí y otra también al marketing y a la hoja de cálculo de costes-tipo de un libro.
Una decena de alumnos del master en edición de la Universitat Autònoma de Barcelona, que dirige el editor Enrique Murillo, recibieron el martes su bautismo con la clase inaugural que, powerpoint en ristre y entre los casos del superventas La catedral del mar, de Ildefonso Falcones, y el del Nobel Orhan Pamuk, impartió Cavallero a los aprendices de editor. Detalles que no constan en manual del oficio alguno.
- 'Best' y 'seller'. Las filminas estaban llenas de números y ratios. Cavallero habló de que dirigía a 600 personas, pero la primera ley la pronunció en favor de la literatura... sin adjetivarla. "La línea editorial, sea la que sea, ha de ser clara para ser rentable. La verdadera independencia en una editorial la proporciona el ganar dinero. Hay que acabar con eso de que si se es rentable no se puede hacer cultura". Puede decirlo: es el editor del libro más vendido este año, La catedral del mar (800.000 ejemplares), pero también de cuatro de los últimos seis Nobel: V. S. Naipaul, J. M. Coetzee, Elfriede Jelinek y Pamuk.
- 'Piedras' para la catedral. Si el libro es, hoy, una pata más de la industria del ocio, "el márketing y el diseño es, sobre todo para la saturada ficción, imprescindible", apunta. Hay que dominar, pues, el nuevo lenguaje -packaging, samplers (muestras preimpresas del libro)-, que parece milagroso. Ocurrió con
que empezó siendo sólo iglesia. Previsión de ventas desde la famosa hoja de cálculo: 10.000 ejemplares. Edición anticipada para libreros: 500. Cada libro fue entregado en una caja que simulaba una piedra de la catedral, con plano de la basílica barcelonesa y de una carta de la editora emparentándolo con Los pilares de la tierra, de Ken Follet. Los libreros pidieron 70.000 ejemplares. "Esos 60.000 de más los ganó el marketing", afirma Cavallero. Hoy se venden 25.000 semanales. Pero de estos milagros no se puede abusar: "Si se invierte más de un 6% del presupuesto del libro en marketing, eso casi nunca se recupera". Los cánones prevén una edición de lujo, con CD-ROM, para navidades, y otra ilustrada, para abril del 2007.
- Deprisa, deprisa. "Contestar un e-mail el mismo día te puede dar o quitar un Nobel". Afirma que así pescaron uno. Todo se ha acortado en el sector: la paciencia del agente, la producción, la vida en librerías... Hay que correr hasta para recoger las devoluciones. "Te evita pillarte los dedos con las reimpresiones: por cada punto porcentual de devoluciones se reduce la rentabilidad del libro en 0,7 puntos", cifra. Y para deshacerse de autores, también hay que correr. A veces: "No vendíamos a Jelinek y justo el día antes del Nobel, la descatalogamos. La rescatamos por los pelos", admite. Y en todo esto, ¿dónde queda la literatura? "Hoy es difícil ser editor si no se controla lo financiero", desanima Cavallero. "El olfato es fantástico, pero si un día tres editores tienen un resfriado te pueden hundir la editorial". Igual no es científico, pero suena, en el mundo de la edición de hoy, muy real.
Pamuk, un Nobel popular
El premio Nobel sigue siendo el mejor marketing para un escritor. No importa la exquisitez de su discurso. "Orhan Pamuk ha sido siempre un autor de culto, de cuyas novelas se vendían apenas 4.000 ejemplares", admite Juan González, director general de Santillana España, grupo donde Alfaguara ha publicado cuatro de sus obras de ficción: El libro negro, La vida nueva, Me llamo Rojo y Nieve. Eso era hasta el pasado día 12. Desde entonces, Mondadori vende 6.000 ejemplares semanales de Estambul, mirada autobiográfica del autor a su ciudad. Y Alfaguara ha hecho una reedición de 30.000 ejemplares de cada una de las cuatro novelas, tres de las cuales también están en bolsillo. Esperan vender unos 100.000 ejemplares. Pero ahora la publicidad nunca se abandona: cuando lanzó el libro, antes del Nobel, Mondadori llevó a 30 personas (20 libreros, la nueva diana del marketing editorial) a Estambul a conocer al autor. Alfaguara ultima desde expositores para librerías a una foto gigante de Pamuk para la fachada de su edificio. Por si acaso.
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