Cuatro encapuchados secuestran durante 15 horas a un fotógrafo español en Gaza

El secuestro de periodistas, presas muy fáciles, son cada vez más frecuentes en la caótica franja de Gaza. Emilio Fernández Morenatti, jerezano de 37 años y fotógrafo de Associated Press, fue encañonado por cuatro hombres enmascarados y armados, y forzado a subirse en un vehículo nada más salir, sobre las seis de la mañana, de la vivienda en la que residen los trabajadores de la agencia. 15 horas después fue liberado tras negociar las autoridades palestinas con los secuestradores. Como es habitual, ninguno de los incontables grupos palestinos reivindicó el rapto.

El fotógrafo andaluz, que cubre para la agencia de noticias estadounidense Israel y los territorios ocupados desde abril de 2005, después de trabajar una temporada en Afganistán, llegó a Gaza el domingo para reemplazar a sus colegas musulmanes, que desde el lunes y hasta hoy por la noche celebran la festividad de Aid el Fitr, los tres días de asueto al término del sagrado mes de Ramadán. Vive en una casa alquilada por AP para sus empleados y colaboradores en el barrio de Rimal, a un centenar de metros de la orilla del Mediterráneo. Muy cerca del bloque de viviendas se hallan varios hoteles en los que se alojan los periodistas y donde se han producido varios secuestros similares al de ayer.

Poco después de amanecer, Morenatti abandonó su lugar de residencia. Le esperaba su conductor y traductor, Majed Hamdan. Éste relató que cuatro hombres arrebataron al rehén su teléfono móvil, le apuntaron a la cabeza y le introdujeron en un Volkswagen Golf blanco. En el enjambre de edificios de la ciudad de Gaza resulta casi imposible dar con un secuestrado si no es liberado, pacto o no mediante, por los delincuentes. Es lo que ha sucedido siempre hasta ahora. Y ocurrió ayer de nuevo. Uno de los dos agentes consulares españoles desplazados a la ciudad de Gaza confirmó las negociaciones.

Morenatti fue conducido a las oficinas del presidente palestino, Mahmud Abbas, pasadas las 22.30 en medio de un sonoro tumulto y entre un nutrido grupo de policías que le custodiaban. Sólo acertó a decir, precipitadamente, que se encontraba bien y que no había sido maltratado. Después se abrazó a un colega fotógrafo de AP y a Majed Hamdan. "No he podido sacarme de la cabeza tu imagen tumbado en el suelo y encañonado", le dijo a su emocionado conductor. Anoche se ignoraba si el reportero dormiría en Gaza o si partiría inmediatamente hacia Jerusalén.

Numerosos precedentes

Nadie se ha atribuido la autoría del rapto. Pero dos son las opciones más plausibles, porque precedentes no faltan. O bien se trata de una de las milicias dependientes de los cabecillas de Fatah, que tratan de sembrar el caos en Gaza para desprestigiar al Gobierno de Hamás y fomentar su imagen de incapacidad de controlar las calles. O los autores pertenecen a uno de los numerosos clanes familiares de la franja que intentan presionar al Ejecutivo para lograr puestos de trabajo, prebendas o simplemente dinero.

Desde 2001 una quincena de reporteros han caído en manos de captores de todo pelaje. Los más duraderos han sido el de un francés que trabaja para la cadena de televisión France 3 -ocho días en agosto del año pasado- y el de dos periodistas de la cadena norteamericana Fox en el mismo mes de 2006. En este caso permanecieron dos semanas en cautividad. Los demás secuestros se resolvieron en 24 horas o poco más.

En cualquier caso, Gaza es un caos sumido en una pobreza rampante, donde comienzan a proliferar los asaltos armados a transeúntes. Hombres con fusiles al hombro y con indumentarias de lo más variado pululan por las calles de las ciudades de la franja y los choques a balazos han sido constantes en este territorio (de sólo 367 kilómetros cuadrados y millón y medio de habitantes) desde que los islamistas vencieran en las elecciones legislativas del 25 de enero. Los partidos rivales, Hamás y Fatah, están a las puertas de una contienda de envergadura, sobre todo si el presidente Abbas decide la disolución del Gobierno de Hamás para poner fin al bloqueo económico impuesto por la comunidad internacional, decidido después de la victoria del movimiento fundamentalista en las urnas.

Morenatti nació en Jerez (Cádiz) el 30 de marzo de 1969 informa Ana Huguet. Inició su trayectoria profesional a los 19 años en la agencia Efe, que tres años después de su incorporación en la provincia de Cádiz, le requirió en la delegación de Sevilla para cubrir la Expo de 1992. Estuvo ligado a la agencia hasta hace cuatro años, cuando pidió una excedencia. Cumplió así su sueño de trabajar en zonas de conflicto. Posee varios galardones, entre ellos el Premio Andalucía de Periodismo por la foto que retrataba la muerte del banderillero Montoliu en la Maestranza de Sevilla.