_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Gamberro de altos vuelos

Hace 15 años, ¿no? Sé que era en esa época prevacacional, cargada de plazos que cumplir, de encargos por entregar, de trabajos por terminar. Me llamó J. J. Navarro Arisa, de quien ya era lo bastante amigo para saber que eso significaba, por lo menos, una buena comida.

En efecto. Mediodía de veranito barcelonés, sentados a una mesa del Quo Vadis: "Estamos a punto de sacar en folletín el nuevo libro de Mendoza. Nos gustaría que lo ilustraras. Aquí lo tienes: es tronchante".

La verdad que sí. Me leí los primeros capítulos la misma noche, tumbado en un sofá -afortunadamente, el libro era literalmente desternillante y no creo que hubiera aguantado leerlo sentado en una silla-. Ahora, después del magnífico estudio que le ha dedicado Llàtzer Moix, ya es un lugar común que el bigote británico de Eduardo Mendoza encubre a veces a un gamberro literario de altos vuelos. En aquella época no lo era tanto. Yo era testigo de que en los bailongos que organizábamos los hispanoneoyorquinos, Mendoza era el maracas oficial de la orquesta de Sixto Caro, pero ni eso, ni La cripta embrujada, ni siquiera El laberinto de las aceitunas me habían preparado para Gurb.

Esto era, ya lo sabe todo el mundo, un disparate total, un soltarse el moño apocalíptico, las Lettres persannes escritas por el Vaquilla: nuestro querido oasis descifrado por un marciano, que parece del país.

No había otra solución posible: creo recordar que lo ilustré todo sólo con pies, ¿no? No estoy seguro, pero es que hace 15 años.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_