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Una empresa de EE UU ofrece madres de alquiler a parejas españolas

Dos representantes de una empresa estadounidense que ofrece madres de alquiler por catálogo en Internet estuvieron el pasado fin de semana en Valencia y Barcelona para informar de sus servicios a una veintena de parejas con problemas de fertilidad. Esta práctica es ilegal en España, según la Ley de Reproducción Asistida, pero está extendida en EE UU.

La empresa en cuestión, B-Coming, asegura que decenas de familias españolas han viajado a California para contratar a una madre de alquiler. En esta ocasión son los propios representantes de la compañía los que han decidido viajar a España ante la demanda que, según ellos, se ha generado en el país. "Había familias interesadas, así que contactamos con ellas para explicarles que somos gente seria y que pueden resolver su problema", aseguró una portavoz de la empresa.

Madres a la carta

La información que la empresa ofreció a las parejas españolas se centró en los pasos legales para que el bebé nacido en una madre de alquiler fuese aceptado por las autoridades españolas. Normalmente, las personas que recurren a esta práctica lo hacen porque la mujer de la pareja (los clientes son casi todos heterosexuales) tiene malformaciones genéticas o porque ha sido operada de un cáncer o un tumor uterino, aunque, según cuenta la empresa, también hay parejas de gays que quieren dar los genes a su bebé.

Lo primero que hacen los solicitantes es elegir a la madre gestante. Para ello consultan el catálogo que B-Coming ofrece por Internet. Luego viajan a Estados Unidos para establecer las condiciones del contrato.

Una vez firmado y después de haber pagado entre 80.000 y 90.000 euros, las parejas regresan a España y esperan hasta que la mujer se pone de parto. Días antes viajan a Estados Unidos para recoger el bebé. Los problemas legales que las parejas podrían tener en el territorio nacional se superan allí mismo. En el hospital, los médicos certifican que la pareja española tiene la paternidad.

El niño es registrado luego en el Consulado de España. Al regreso, todo resulta legal para las autoridades. Las parejas sólo tendrían problemas con la filiación del hijo si la madre gestante reclamara al niño. Si demostrara que engendró al bebé, la ley española le daría la razón y el contrato se anularía.

Este tipo de contratos tiene validez en Reino Unido y en parte de EE UU. La ministra de Sanidad, Elena Salgado, afirmó hace unos meses que la sociedad española no desea que se legalice esta práctica.

Una de las mujeres que ha contactado estos días con los representantes de B-Coming explicó ayer que la oferta de los estadounidenses es "una alternativa interesante aunque demasiado cara para la economía de una familia normal". "Me indigna que no se pueda hacer aquí. No sé qué hay de malo en ello. La prohibición aquí nos obliga a gastarnos mucho dinero fuera", declaró.

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