El Ejército israelí mata a siete palestinos en un funeral en Gaza

Lo único que no admite duda es que el Ejército israelí mató ayer a siete palestinos durante un funeral que se celebraba en Beit Hanun, en el norte de la franja de Gaza. Los familiares de un miliciano palestino muerto la víspera recibían las condolencias cuando una patrulla israelí disparó contra los asistentes, entre los que se hallaban hombres armados pertenecientes a los Comités de Resistencia Popular, una de las milicias palestinas. El resto es confusión.

Los testigos señalan que los uniformados abrieron fuego contra los presentes en el funeral, y que varios de los milicianos respondieron al ataque disparando contra una casa cercana. Creían que eran agredidos por una familia rival, en una más de las trifulcas tan habituales en Gaza. Cuando advirtieron el error, se enfrentaron a los soldados. El choque terminó con siete cadáveres en el suelo y 20 heridos. Una portavoz de las Fuerzas Armadas hebreas aseguró que se trató de un intercambio de fuego entre los militares y los activistas palestinos que lanzan cohetes artesanales Kassam contra los pueblos y ciudades cercanos a la frontera con la franja, lo que no es contradictorio con la versión de los testigos.

Tres de los fallecidos eran miembros de la citada milicia, según confirmó uno de sus máximos dirigentes. Y seis de las víctimas pertenecían a la familia Shindari. Los Comités de Resistencia Popular dijeron que vengarán esta matanza. No se suele emplear el presidente palestino, Mahmud Abbas, en términos muy contundentes cuando los uniformados israelíes asesinan a presuntos activistas que lanzan los cohetes caseros contra Israel. Pero ayer lo hizo. "Es una masacre despreciable", afirmó el mandatario.

Fin del Ramadán

Los musulmanes celebraban ayer el primero de los tres días de Aid el Fitr, en los que festejan el fin del sagrado mes de Ramadán. Los augurios para los próximos días son más que pesimistas. El Ejército israelí está convencido de que los brazos armados de Hamás y de Yihad Islámica se han rearmado de manera sustancial en los últimos meses y que se preparan para una batalla cruenta. Y abundan los militares hebreos que abogan por operaciones de envergadura en tierra para impedir que en Gaza suceda lo que ocurrió en el sur de Líbano, donde la guerrilla chií Hezbolá aprovechó la retirada israelí, en mayo de 2000, para hacerse con el arsenal que puso en serios apuros a los militares israelíes durante la guerra de 34 días del pasado verano.